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martes, 31 de mayo de 2011

Bullying

Nada más eso nos faltaba, que en nuestras escuelas de nivel básico, se diera el fenómeno del bullying, que es un término estadounidense para referirse a que todo cabrón tiene su pendejo, bueno, no así, sino que se refiere al hostigamiento de uno más fuerte hacia uno muy débil, según las estadísticas, que francamente si las hacen como el INEGI, no creo demasiado en esos estudios, pero si las realiza, como en este caso, la PGR, con mayor razón no creo nada, y es que según un reporte de esta dependencia cenagosa a la ilustre cámara de diputados, uno de cada seis adolescentes que han sido víctimas de agresiones, se suicida, no quiero ser mal pensado, pero esas cifras no las cree nadie, al menos, en Nuevo Laredo, que yo sepa, jamás se ha dado un atentado en contra de su propia vida de estudiante alguno, y nuestro globero y tierrero pueblo, a pesar de todas las calamidades de gobiernos timoratos, pésimas administraciones públicas y asaltos en despoblado a los ciudadanos de a pie, está inscrito en una lista de municipios grandes, poderosos y bien fundamentados, así que, las considero erróneas, o como dicen los ambiguos del idioma, con imprecisiones en dicha información, ya que si aquí no hay suicidios a causa del acoso escolar, no veo porque estos investigadores se toman dichas atribuciones para señalar con índice de fuego a los jovencitos de todo el país, además, los números englobados son demasiado fríos para tener algo de verdad, de tal manera, que los insto a que no se anden por las ramas y digan en qué ciudad y en qué escuelas han ocurrido semejantes actos, porque según la PGR durante el año 2009 se suscitaron 190 suicidios a causa de la carrilla de los peleoneros a sus compañeritos, pero al darle la vuelta a la página de los recuerdos, me encuentro ante cualquiera de mis profesores de la escuela Cosme Pérez, que en ese entonces, era la mejor de la zona escolar 49, tanto por su calidad de enseñanza como por el pulcro comportamiento de sus alumnos, y es que, antes, no era como ahora, uno no podía atreverse a desobedecer una orden perentoria de un maestro, so pena de recibir un madrazo entre cuajo, rabadilla y bofe, era muy difícil que cualquiera de los niños anduviera de rijoso con sus condiscípulos, es más, nunca se dio un caso de Bullying, ya que el profesor Santos Guzmán Treviño, era uno de esos hombres luminosos, estricto, inflexible pero bondadoso, así que bajo su égida todos andábamos derechitos y pobre de aquel que se atreviera a profanar el sagrado recinto del saber con una pelea callejera, porque luego de darle sus reglazos en las manos, unos garnuchazos en la mollera y varios sopapos en la pajarilla, se calmaban los ánimos, naturalmente que los padres de familia no se enojaban si alguno de los mentores, reprendía a sus hijos, al contrario, lo agradecían, porque sabían que era la manera más eficaz de atemperar los caracteres de sus hijos, ahora, es al contrario, sobre todo en los colegios de paga, en donde los alumnos gobiernan a los maestros, y es que, aunque los brothers, las sisters y esa plaga inútil de rezanderos habilitados a educadores de biblia sobaqueada, se sientan las advocaciones de san Francisco de Asís, la verdad es que son meros empleados de los niños que les pagan para que se den las buenas vidas de las que disfrutan, claro que eso del hostigamiento de unos niños hacia otros existe porque la educación se ha relajado de tal manera que existen dos graves problemas a los que se enfrentan los sufridos profesores, y si, dieron con el clavo, queridos lectores, me refiero a los estorbosos y mamones padres de familia, que se enojan si alguien les toca a sus bodoques, a pesar de que saben que no son peritas en dulce, el día en que los profesores vuelvan a tomar las riendas de sus escuelas, hasta ese día cambiarán las cosas para bien, antes de ese momento, lo dudo mucho. Ya dije.

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