sábado, 28 de mayo de 2011
Leonora Carrington
Leonora Carrington, la última surrealista sobreviviente a una era completa, ha muerto, y con ella, se van una serie de instantes irrepetibles que como extranjera vivió en nuestro país, todos estos creadores que dejando su patria vinieron a vivir a México, siempre han buscado lo mismo, rescatar los colores vibrantes del paisaje, pero también la magia de nuestra raza cósmica; todos esos rituales algunos llenos de candor, otros pletóricos de sobrenaturales fantasías, concuerdo con muchos de sus seguidores, que es una de las pintoras más deslumbrantes de todas las épocas, y que me perdonen los adoradores de Frida Kahlo, pero la bigotona es una artista menor al lado de la inglesa, no le quito ningún mérito a la mexicana de origen alemán, si a mí me parece un personaje notable e ineludible en los mitos, aunque a esta pintora, los cursis y los incultos la convirtieron en un mitote de metate, petate y tequila, de Carrington Octavio Paz, mi poeta favorito, dijo: "era un personaje delirante, maravilloso, un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece" .
Yo conocí la obra de Leonora en un viaje a la ciudad de México, y es que, en este pueblo globero y tierrero, no había, ni hay, una verdadera fuente de arte en la que se pueda abrevar, si ahora, a pesar de que ya hasta museo tenemos, todavía no existe un recinto con suficiente acervo para que se asomen los jóvenes y alguno que otro viejo, supongo que tendrán que pasar cien años más para tener algo decente, lo malo es que el dinerito que se distrae del erario para ese rubro, se despilfarra en fiestecitas nacas y no le meten un cinco a lo realmente importante, de hecho, en esa época, también tuve noticias de Remedios Varo, la otra grande del surrealismo, española de nacimiento pero naturalizada mexicana por Tata Lázaro, y lo que son las cosas, estas dos extranjeras, unidas por el exilio, se hermanaron en México a tal grado que no se separaron nunca, de hecho, por esa amistad tan entrañable, no se puede hablar de una sin mencionar a la otra.
Leonora estuvo ligada sentimentalmente con el escritor surrealista Max Ernst, estoy hablando de la prehistoria, imagínense ustedes, queridos lectores, ella contaba con 20 años, y el autor con 47, pero él era casado, así que, entre tumbos y caídas, se deshizo la relación, solamente que Carrington se volvió loca luego de que su amante cayó preso durante esa aciaga época, su aristócrata padre, quien siempre estuvo contrariado por su relación, la metió a un manicomio porque la pintora se desequilibró al estar alejada del que fuera amor de su vida durante pocos años, ya que andando el tiempo, lo odió tanto como lo amó, y estaba prohibido, mencionar su nombre en su presencia, no es por andar de chismoso, pero algo muy doloroso ha de haber vivido a su lado, para que lo aborreciera a tal grado.
Leonora murió a la edad de 94 años, nuestros funcionarios encabezados por Consuelo Sáizar, que tiene nombre de cantante vernácula y tipo de machorrilla marotona, le han rendido todos los homenajes que se merece tan notable pintora, no quiero decir lo que dicen todos, pero es inevitable, se va una gran creadora, pero nos deja un gran legado, rico en imágenes que emergen a la superficie desde los entresijos del alma, que nos recuerdan a los chaneques, a los duendes, a los personajes surgidos del imaginario popular, de las mentiras fantasiosas que a fuerza de ser repetidas una y otra vez, otorgan la impresión de que son de verdad, en fin, la pintora, ya descansa en paz en el panteón inglés de la ciudad de México, no lo sé de cierto, si la artista dejó instrucciones respecto a la inscripción de un epitafio, pero dada su trayectoria tan deslumbrante, espero que sea Misión Cumplida, por cierto, si alguno de ustedes, asiduos fans, desea enterarse de la vida y obra de Leonora, Elenita Poniatowska escribió un libro muy a su estilo, aunque es difícil que lo tengan en existencia en alguna de las librerías del pueblo, pero siempre existe la posibilidad de comprarlo a través de internet. Ya dije.
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2 comentarios:
Querido Fernando, sólo discrepo en un punto. Me parece que Leonara, más que el mexicano, a la hora de pintar, tenía en mente los mitos y el paisaje escocés.
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