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jueves, 26 de mayo de 2011

Ramón tracalero

Cada vez que leo un artículo lleno de ditirambos para un político, pienso y digo, acaso no habrá otra manera de hacer análisis en nuestro país, que llenar de serpentinas elogiosas al paso de estos ilustres prohombres, eso no sería lo malo, que cada quien tiene derecho a ganarse el pan de la forma en que lo juzgue conveniente, sino que ya cuando se van, esa misma perrada que escribía marchas triunfales para congraciarse con el poderoso, luego de que salen de sus puestos, de donde brotaban, como del cuerno de la abundancia, prebendas y canonjías para su comparsa periodística lambiscona, estos entes desagradecidos se le abalanzan directo a la yugular para denunciar anomalías en sus gobiernos, porque ahora resulta que varios presidentes municipales del trienio anterior son animales de pezuña larga, entre ellos, nuestro carismático ex alcalde Ramón Garza Barrios, al que han puesto en la picota del escarnio, por haber dejado en la bancarrota al municipio y con una deuda de 1500 millones de pesos, que no es poca cosa, tomando en cuenta que el globero y tierrero pueblo está en el más completo abandono, lo raro no es que lo digan ahora, sino que si lo dicen, es porque tienen pruebas, y si no las tienen, pues tendrán que atenerse a una posible demanda por difamación, ya que, a ningún hombre, ni siquiera a un político de ocasión, que no es lo mismo que de vocación, se le puede lanzar una acusación tan seria, pero digo, esa cantidad de dinero no se puede guardar abajo del colchón, si la distrajo, la debe tener en algún lado, ya se sabe, lo que dice el dicho, que se puede esconder la mano que roba, pero no la mano que gasta, yo me acuerdo de un sacristán de la iglesia de Guadalupe, que vendía veladoras medias derretidas, y las viejas beatas rezanderas del barrio, exclamaban muy asombradas qué de donde las sacaría, sin embargo, haciendo caso omiso a sus suspicacias, se las compraban para luego ponerlas en el altar mayor del templo, pero si nos las vigilaban en los tres turnos de las misas del día, las peticiones a sus santos quedaban inconclusas, en este caso en particular, quiero entender que alguien sabe dónde quedaron los 1500 millones de pesos, porque obras, lo que se dice obras, yo me acuerdo de lo del drenaje profundo, pero de ahí en fuera, puras pachangas, igual para pagarle a Gabo García Márquez para que viniera a conocer Estación Palabra, que para comprar los cuetes de El Grito y la gran comelitona de esa noche mexicana o los cocteles cursis de las comparsas asistentes de toda la vida a los eventos culturales, es decir, no hay un rubro inscrito en la obra pública en el que podría decirse están invertidos los milloncitos de la deuda, lo peor no sería haber dejado entracalado al municipio, sino que, ahora, que chingaos va a hacer Benjamín y su runfla de colaboradores, si no tienen dinero para nada, con razón, he visto muchos anuncios en los que andan de cobrones, eso sí, haciendo descuentos de los intereses generados por la morosidad en los pagos, otros de los afectados, han sido los miembros del comercio informal, a los que les quieren quitar 1560 pesos de cuota por un año como pago para otorgarles licencia de venta, amén de los impuestos obligatorios a la oficina fiscal, total, como siempre, los que tienen que pagar los platos rotos son los ciudadanos jodidos, en fin, el comité del comité del comité de vigilancia seguramente ya abrió una línea de investigación para dar con el paradero de estos centavos, pero esas auditorías sirven para dos cosas, y a veces ni para eso, lo bueno es que yo jamás chuchuluquié al carismático Ramón, de hecho, nunca recibí una invitación a los eventos chafas que organizaron sus colaboradores, además, aunque lo hubieran hecho, no soy periodista coctelero, así que, amablemente, habría declinado para darle lugar a otro colega con menos escrúpulos que yo. Ya dije.

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