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jueves, 14 de abril de 2011

!Ya Basta!

El presidente de la república, los gobernadores, los diputados, los senadores y alguno que otro alcalde pendejo, en sus torpes declaraciones a los medios difusores de noticias, aparecen con cara de: “aquí no pasa nada”, que son “los emisarios del pasado” lo que quieren desestabilizar al país, que la violencia y la inseguridad son “mitos geniales” de algún enemigo oculto del reino meshica, pero eso sí, ellos andan con más guaruras que la reina Isabel de Inglaterra, estos están como El Papa, que de seguro ha de recitar con beatifica expresión aquello de la santa mística: “¿qué puedo yo darle a mi Dios, que vive en mí, si no es el perderte a ti para mejor a Él gozarle? Quiero muriendo alcanzarle, pues tanto a mi Amado quiero, que muero porque no muero”, pero a la mera hora de los cocolazos, es resguardado por la guardia suiza y se pasea por todos lados con sotana antibalas y troca blindada, así que ni modo que uno le crea al sucesor de san Pedro, si eleva tan fervorosa plegaria, que se le atribuye a Teresa de Ávila, que la verdadera vida está al lado del Padre, ya sé que la vida no retoña en macetas, si todos tenemos miedo de morir antes de tiempo.
La verdad es que, la violencia no se puede detener con un ¡Ya Basta! ni con asociaciones protectoras de mexicanos, de esas cofradías estamos hartos porque se presentan en todos lados acusando una declaracionitis aguda que raya en lo mamón, sus discursos son doctorales, se convierten en san Benitos que luchan contra los demonios que andan sueltos, blandiendo sus espadas burocráticas, incluso la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que sirve para dos cosas, actúan como si en la realidad fueran héroes míticos y francamente no hacen nada de lo que dicen, se la pasan mandando recaditos a las diversas instancias gubernamentales, cuando en el papel burocrático, todos esos abogados de la sociedad civil, también son empleados del sistema, es decir, son juez y parte, con estas juntas de personas que conformadas bajo alguna sociedad extraña, está pasando lo mismo que con los patronatos de ayuda de los “que menos tienen”, que se han puesto de moda, solamente que con las marchas, los plantones y las declaraciones, poco podrán hacer para neutralizar los crecientes espirales de violencia sangrienta, lo peor de todo, es que ningún estado está libre del mal, ahora sí, que no es solamente el norte, sino que el país entero es un campo minado.
Mi abuelo Pancho decía que no hay mal que dure cien años ni pendejos que lo resistan y agregaba en tono macizo: “para uno que madruga, otro que no duerme”, así que habrá que dejar a unos que nos cuiden de aquellos y de los otros, en fin que esto parece una guerra sin fin, lo malo es que los políticos que dicen que aquí no pasa nada, como lo anuncia cada día en su espléndido editorial, Senén Eros Ortiz, no viven en sus pueblos, y algunos ni en su estado, así yo también me sentiría seguro, si en lugar de dormir bajo un techo mexicano, me voy a suelo gringo, y naturalmente que teniendo la tutela del tío Sam, estos cabrones que declaran a voz en cuello, que sus gobernados son unos paranoicos, mitoteros, soflameros y que se asustan hasta con su sombra, se sienten protegidos de cualquier ataque nocturno, bien decía mi tío Cornelio, que el miedo no anda en burro ni los huleros le entran a los pelotazos, la verdad es que, si yo tuviera dinero me iría a san Antonio, Texas o a la frontera de Canadá en donde viven mis parientes Tovar, pero como no tengo ni para comer, pues mejor me aguanto los chingadazos, que al cabo, a todo se acostumbra uno, menos a no comer, al rato esto será como una especie de mal sueño, y si no me muero, o me mata una bala perdida, le pediré a uno de esos historiadores tan doctos que tenemos en el globero pueblo, que se aviente una reseña de todo cuanto ha ocurrido en nuestro violentado país. Ya dije.

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