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sábado, 2 de abril de 2011

El paraíso de Los Gordos

Más vale gordo que dé risa, que flaco que dé lástima, ese dicho está tan arraigado en la información genética de nuestra raza cósmica, que ahora, para honra de los pasaditos de peso, México está considerado como el paraíso de los gordos, todo estaría bien, si no fuera por un pequeño detalle, el exceso de peso, también aumenta las posibilidades de contraer un menú variopinto de enfermedades, por supuesto que no daré la ristra de padecimientos, si tampoco, soy médico especialista en el tema, lo que ocurre, es que, estando las cosas como están, hasta donde tengo entendido, ninguna autoridad de salud, ha dicho esta boca es mía, para detener la peste de la gula, sobre todo en las escuelas de educación básica, que en teoría, es donde deberían de otorgar luces a ese respecto.

La gula es uno de los siete pecados capitales, pero ni modo, que los curas panzones se atrevan a lanzar rayos y centellas desde los púlpitos, si la mayoría, por no decir que todos, son dignos candidatos a obtener galardones como los mejores ejemplares de cualquier exposición ganadera en las vernáculas ferias, es más fácil brincarlos por encima, que sacarles la vuelta, incluso, mi tía Pomposa, siempre ha dicho, que antes, ella tenía cinturita de avispa y ahora tiene cinturita de Obispo, así que, por lo pronto, queda descartado, que la iglesia tome cartas en el asunto, además, ellos están más preocupados en otros asuntos de alta envergadura, que andar sermoneando a sus fieles por comer tacos de muerte lenta.

Quien sabe que chingaos pasaría, pero según he podido indagar, en las escuelas siguen vendiendo sus mismas mugres chatarras y ninguno de nuestros ínclitos funcionarios municipales, que son muy buenos para andar cobrando cuotas a los pobres ambulantes, se ha tomado el tiempo para asomarse a las dizque cooperativas escolares, en las que se venden sin vergüenza ni freno alguno, todo tipo de sabrosuras engordadoras, claro que, debe haber alguno que otro centro de estudios, que si cumpla con las normas establecidas, pero la mayoría de los directivos se han pasado las recomendaciones de Córdova Montoya, nuestro excelso secretario de salud, por el arco del triunfo.

La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial, pero nada más imagínense ustedes, queridos lectores, como estará la perra de gorda, que nuestro país ha desbancado a los gringos del primer lugar que habían ostentado por muchísimos años, lo cual, implica que algo se está pudriendo en nuestro sistema educativo, y no quiero echarle la culpa a la máistra Elba Esther, que bastantes broncas tiene con tanta fealdad que lleva encima, pero supongo que si los profesores se preocuparan un poco más por sus alumnos, nuestro destino de gordos cambiaría a uno más promisorio, no digo, no, que todos los mexicanos quedáramos en calidad de cabritos de rancho seco, pero, mínimo que no luciéramos tremendas panzotas de perros aguamieleros.

He revivido este asunto de los gordos, porque el otro día, como no tenía ganas de cocinar, se me hizo fácil mandar comprar comida a la cooperativa de la escuela Cosme Pérez, y di en creer, que venderían algo más nutritivo, pero en lugar de frutita con yogurt y granola, me trajeron una docena de taquitos de harina con papitas con chorizo y frijoles con una salsa bien picosa, naturalmente que me los comí, si el hambre es cabrona y el que la aguanta más, en fin, que yo no sé, para que hacen tanta alharaca en los medios difusores de noticias, si como quiera todo va a seguir igual, en descargo de estos funcionarios nuestros, que sirven para dos cosas, y a veces ni para eso, les diré como decía mi tía Pantaleona, a la que, de cariño, le decíamos La Cuachona: “M’ijito, La Gordura es Hermosura, si quieres ser feliz, cásate con una gorda, que en tiempo de frío dan mucho calorcito y en tiempo de calor dan harta sombra”. Ya dije.

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