Benjamín Galván y su equipo están como las viejas güevonas de vecindad, que, muy temprano por la mañana, de lavadero a lavadero, se dice una a la otra: “Ay comadre tengo mucho qué hacer” y ya en la noche se encuentran de nuevo en el patio y dicen: “Ay comadre se me fue todo el día y no hice nada”.
Por lo visto, no hay ninguna cláusula en su contrato de trabajo al servicio de los ciudadanos del globero pueblo que los obligue a empezar a chambear como Dios manda, supongo que debe haber una buena excusa para que, a estas alturas de Febrero, no hayan hecho absolutamente nada, espero que no sea lo que estoy pensando, que la anterior administración a cargo del carismático Ramón Garza Barrios, los haya dejado colgados de la brocha llevándose la escalera, naturalmente que no sería extraño que así fuera, ya que en el famoso “año de Hidalgo” ningún político deja títere con cabeza, es decir, se llevan hasta las sillas o las lámparas, como las que orondas lucen en casa de un popular ex alcalde, que extrañamente son igualitas a las que están en las plazas públicas del pueblo.
No quiero ser un cadillo en medio de las nalgas, sólo exijo lo que me corresponde como cronista de los avatares de este pueblo, cuyas circunstancias adversas se han concatenado en un sombrío destino colectivo que nos ha arrastrado a justos y pecadores, a veces, sólo a veces, me dan ganas de agarrar mis chivas e irme por la vereda ribereña a otra ciudad, lo malo es que la violencia ha galopado trepada en un caballo del Apocalipsis por todo el país, no digo, no, que mal de muchos consuelo de fronterizos, pero como decía mi tío Cornelio: “si a uno le va mal que Diosito sea parejo con todos, que todos semos sus hijos”, además, eso lo decía en un tono de, si a mí me va a llevar la chingada que también se cargue a los demás, entiendo que apenas va un mes de la actual administración, si no es mi deseo echarle todas las pulgas, lo que pasa, es que siendo como ha sido desde hace varios años, una de esas bujías incandescentes de tantas asociaciones a beneficio; igual de los migrantes, los viejitos, los huérfanos, los heridos, los enfermos, los desamparados, , nexos, conexos y similares, pues, uno da en creer que si Benjamín ha podido solventar tantas broncas sociales de los menos afortunados sin evidente apoyo gubernamental, lo menos que se espera, es que teniendo dinero suficiente del erario, levante desde sus cenizas a este vilipendiado Nuevo Laredo, claro que no es Prometeo, el griego aquel, que le robó el fuego a los dioses, si tampoco me ciega la confianza que le tengo a la tenacidad expuesta del flamante alcalde durante varios lustros de servicio a la comunidad, porque el Titán amigo de los mortales, padre de la actual civilización, era medio marrullero, mentiroso y traidor, ya que se dio sus mañas para engañar al mismísimo Zeus el mero mero petatero del Olimpo, yo se los cuento como me lo contaron a mí, resulta que sacrificó un buey al que dividió en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras que ocultó en el vientre del animal y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa, dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses, Zeus creyéndose bien abusado, casi como panista a la hora de elegir las alianzas para ganar todas las elecciones hasta de los pueblitos tierreros, escogió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos, bien encabronado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego, lo demás ya se los conté en líneas anteriores, en fin, no quiero sonar a uno de esos panegiristas chabacanos, que un día dicen una cosa y al otro se desdicen para quedar bien con Dios y con el diablo, espero pacientemente que la situación de nuestra ciudad cambie para bien, de una vez por todas, que esto no da para más, de verdad, que no hay ni para donde hacerse, en donde sea que uno se ponga, caen ascuas virulentas. Oremos.
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