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jueves, 24 de febrero de 2011

Ganas de llorar de puro amor

Todo se puede comprar, incluso, un sentimiento híbrido similar al amor, ese que venden, algunas guapas mujeres, a los feos señores ricos, para agenciarse dinerito fácil, con el que se cumplen sus caprichos, y ya encumbradas en su ladrillito, mareadas de tanto éxito, magnánimas, generosas, arrojarles algunas migajas a sus parientes pobres, pero bueno, cada quien vende lo que tiene, y como bien decía mi tía Concha: “la mujer es honrada hasta las 2 de la tarde cuando sus hijos tienen hambre”, por supuesto, que estas tales por cuales, lo que en un principio, las mueve, como es natural, en cualquier ser humano, es apaciguar las tripas para que no les rumben de hambre, después, saciadas en sus requerimientos vitales, con la cabeza caliente y el corazón frío, empiezan a acumular lo que pueden para que si se les termina su racha de buena suerte, poder echar mano de sus ahorritos para esperar con tranquilidad a otro hombre que les pague sus cariñosos buenos oficios.

Lo único que no se puede comprar, según mi propia experiencia, es el amor verdadero, ese que, los poetas, en sus textos, subliman a nivel espiritual, y dicen los que saben de estas cuestiones del alma humana, partiendo de la premisa de que, según un proverbio latino “Amor Vincit Omnia”, es decir, el amor todo lo vence, cuando uno ama a otro, y no me refiero solamente al amor apasionado de pareja, sino al amor genérico, el que se siente por el prójimo, o el amor de los padres a un hijo y viceversa, de ese sentimiento, me ha tocado en suerte, ser participe y actor principal, ya que, Dios me ha proveído de un buen caudal de afecto de los míos, no quiero abordar el tema de la amistad, porque en ese rubro, he sido beneficiado por el destino, con amigos a los que considero como hermanos, o algunos otros, por edad, saber y gobierno, como mis mentores, patronos y vigilantes de mi seguridad existencial, pero, sin duda, también es una rama de ese mismo árbol afectivo.

Con Twitter me ha estado pasando algo sumamente raro, cada día que pasa, con los acontecimientos que se suceden uno tras otro, al enterarme de primera mano, casi al instante en que ocurren los hechos, al asomarme a los noticiarios locales, nacionales o internacionales, su bufet de notitas sobaqueadas, se me hacen inocuas, obsoletas y desfasadas, a mi no me cabe duda, que esta red social de internet, y otras que seguramente vendrán, son y serán las verdaderas fuentes en donde se abreve respecto a los avatares cotidianos de nuestra sociedad, por ejemplo, precisamente, de uno de mis seguidores, me llegó el vínculo para acceder a su blog, en el que he podido leer un texto realmente conmovedor, en el cual se refiere a su difunto señor padre, sin duda, con estos excelentes periodistas, poetas, escritores y comunicadores, me doy por bien recompensado, y es que, en ocasiones, me he sentido como si el tiempo que le dedico diariamente a la tuiteadera, fuera perdido, pero en este particular caso, con el sinaloense Gnozin Navarro, sicoterapeuta de oficio, Twitter bien vale una misa, enseguida un extracto de su estupendo relato en sepia, lo pueden leer completo, en su página de internet, que incluyo al final de esta Guillotina dominical.

“Las nostalgias más fuertes que han estado tocando a las puertas de mi corazón ni siquiera corresponden a imágenes de cosas que hayan sucedido sino de cosas que nunca habrán de suceder. Lloro por que va a nacer mi hijo Hael y no veré a mi padre hacerle columpio con el pie. Lloro por qué ya no caminamos descalzos sobre el pasto ni nos bañaremos nunca más en alguna alberca con mis hijos. Lloro por que traigo llanto acumulado de muchos años y llegó el momento de llorar; así es como lloro de tristeza. Lloro de melancolía. Lloro por duelo. Lloro por berrinche. Lloro por inmaduro e infantil, por qué no atino en cómo lidiar con esta inmensa presencia de esta gran ausencia. Lloro por qué me hace falta mi Apá”. http://twitter.com/#!/gnozin http://sobremesa.gnozin.com/

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