regalos navideños

No quiero ser afrentoso, pero eso de la navidad creo que se inventó para que yo pudiera recibir hartos regalos, y es que es precisamente en esta época cuando recibo todos los presentes de mis parientes, amigos y conocidos, claro que siempre se agradecen, sobre todo cuando son caros, porque eso de que me envuelvan en papel arrugado, una bufanda o unas galletitas “jomeid” no es para mí, naturalmente que agradezco la amabilidad de que se acuerden de un servidor, pero no me complace del todo que me obsequien cualquier cosa, porque a poco no, queridos lectores, luego hay unos bien codos, que prefieren sacar del cuarto de los triques, los regalos del año pasado para reciclarlos, y el sueter que dan, es enorme para la talla de uno.
No quiero que mal piensen de mi, si hasta eso, tampoco soy demasiado ambicioso, me conformo con una corbata, una pluma mont blanc, una loción chanel, un relojito cualquiera, pero jamás aceptaría nada que engorde, si acaso, los amigos que me leen, o lectores agradecidos, están con la idea, de que tienen que ponerse guapos para quedar bien conmigo, por Dios, por ningún motivo, se les ocurra, darme chocolates, fruit cakes, de esos que se hacen con migas de pan duro, tampoco, las frutas cristalizadas, ni los orejones, mucho menos conchas, tamales, cabritos, bueno si son del rincón del viejo, los acepto, siempre y cuando, vengan acompañados por una orden de gorditas, no quiero tampoco, pollos rostizados, ni jamones, solamente que sean de marranos de pata negra, de esos que comen puras avellanas, ni lonches del popo, ni flautas de la única, que se me hace que cuando las doran, les sacan la carne, conste que no soy hedonista, ni un sibarita, pero ái si se les pegan unas latitas de caviar en engorda, unos filetitos de nalga de unicornio o unas pechugas de sirena lesbiana, eso si me gustaría, aunque en estas fiestas, en mi casa, (en la casa de todos ustedes, como dicen en su cortesía chabacana los taimados chilangos), se hornea pavo, y se hacen tamales al estilo de mamá, con venado y puerco, menudo para la cruda, y toda clase de minucias gastronómicas que son la delicia de todos la parentela, eso se lo he dicho a mi joven amigo Césariván, que antes, colaboraba en nuestro periódico, pero ahora se fue al otro lado, no sé si de mojado, pero creo que no, porque tiene cara de gringo, que yo vivo cuidando las calorías, y muy prudente, me aconseja: “deja la dieta a un lado, ya en enero haces el recuento de los daños”, por supuesto que le voy a hacer caso, porque sé que lo hace de todo corazón, y es que a lo mejor me ve muy jodido, porque el otro día que entré a una farmacia, mi propio organismo me condujo hacia las ampoyetas de bedoyecta y una cajera de Soriana, me quería regalar unos kilos de ayuda, la verdad es que estas fechas son para comer, comer y beber, beber, así que no me cuido nada, eso sí solo la precaución de no comer por hambre, tal vez por eso me he mantenido tantos años en este peso, porque jamás me he atrancado, puedo probar todo lo que esté en un bufet, pero nunca comeré más de lo que pueda digerir mi metabolismo, ya sé que algunos dirán que soy exagerado, sin embargo, dicho cuidado, me ha servido para no ser un viejillo, seboso, tortuoso y panzón, en fin, que en estos días de jolgorios son demasiadas las tentaciones como para sustraerme del todo, pero lo que realmente importa es disfrutarlas en pleno, sin tener que cargar con culpas a principios del año, porque luego en el pecado se lleva la penitencia, además, como dice mi amiga Norma a quien le mando un abrazo de felicitación: “la comida un ratito en la boca y toda la vida en las lonjas”, pero ustedes, queridos lectores, coman lo que quieran y hagan lo que su corazón les dicte, sobre todo, den un poco a los que nada tienen, no sé, un regalito chiquito, lo que sea, que hay gente que esta navidad no tendrá ni un tamal para llevarse a la boca, mejor me voy que ya me puse sensible y eso no es bueno para este Ejecutor que es muy cabrón. Abur.