jueves, 17 de diciembre de 2009
Huevón
En una columna anterior, ni me pregunten el día, que yo no me acuerdo de lo que hice hace una hora, menos lo de muchas horas juntas, empecé mi colaboración diaria, con una buena noticia para la cinematografía chilena, y es que la cinta “La Nana” dirigida por Sebastián Silva ha sido considerada en la terna para la mejor película extranjera en los Globos de Oro, pero no sé de qué manera se me salió el tema de la pluma y me puse a escribir acerca de las criadas de Laredo y del origen de la acepción de la palabra, así que este “dormingo” les comentaré que esta película ha sido el exitazo de la temporada en los Estados Unidos recaudando una gran cantidad de dólares, ya se sabe que las producciones independientes son muy raquíticas comparadas con las de la meca del cine (hace mucho que quería usar es palabra), porque estos filmes son excelentes competidores en los festivales sencillos como el Sundance o de un pueblo perdido en España, es más, hasta en la muestra de cine de Morelia, pero no en las grandes ligas de la cinematografía.
Sebastián compite contra: “Los Abrazos Rotos”, de Pedro Almodóvar, protagonizada por Penélope Cruz y la que pinta para favorita, es la alemana “The White Ribbon” (“Das Weisse Band”). La obra de Michael Haneke situada en la Primera Guerra Mundial ya consiguió la Palma de Oro de Cannes y en los Premios del Cine Europeo se lo llevó casi todo. El otro es “Baaria”, de Giuseppe Tornatore, que se ganó un Oscar con “Cinema Paradiso” y estuvo nominado en otra ocasión. Su nueva entrega compitió en Venecia, con una historia de distintas generaciones en su natal Sicilia.
Yo, la verdad todavía no la veo, pero trataré de bajarla de Taringa y luego les platico queridos lectores, aunque muchos críticos de cine aseguran que no ganará el globo, a lo mejor y en una de esas, si se lo dan, por lo pronto, su autor, ha dicho en variadas entrevistas que el argumento es un homenaje a la “alegría del hogar”, historia en la que rescata las bondades que su propia nana tuvo para con su persona, y digo, eso es digno de encomio, porque si otro fuera, ni siquiera se acordara de la que lo crió.
Para terminar esta columna dominical, les contaré un chiste malísimo, pero demasiado politifóbico, y como echarle pedradas a esa pléyade, está de moda, pues no me quiero quedar atrás. Sean felices. A continuación, el mal chiste. Chinchin si no se ríen. El último apaga la luz.
La historia de “Huevón”
El ingeniero ordenó a su perro: ¡Escalímetro, muestra tus habilidades! El perro agarró un martillo, unas tablas y se armó el solo una perrera. Todos admitieron que era increíble. El contador dijo que su perro podía hacer algo mejor: “¡Cash Flow, muestra tus habilidades!” El perro fue a la cocina, volvió con 24 galletas y las dividió en 8 pilas de 3 galletitas cada una. Todos admitieron que era genial.
El químico dijo que su perro podía hacer algo aún mejor: “¡Óxido, muestra tus habilidades!” Óxido caminó hasta la refrigeradora, tomó un litro de leche, peló un plátano, usó la licuadora y se hizo un batido. Todos aceptaron que era impresionante. El informático sabía que podía ganarles a todos: “¡Megabyte, hazlo!” Megabyte atravesó el cuarto, encendió la computadora, controló si tenía virus, mejoró el sistema operativo, mandó un e-mail e instaló un juego excelente. Todos sabían que esto era muy difícil de superar.
Miraron “de reojo” al diputado y le dijeron: Y su perro, ¿qué puede hacer...? El político llamó a su perro y dijo: “¡Huevón, muestra tus habilidades!” Huevón se paró de un salto, se comió las galletas, se tomó el licuado, borró todos los archivos de la computadora, armó pelea con los otros cuatro perros, se robó la perrera y alegó inmunidad, porque tenía fuero. ¡Insuperable! Jajajaja.
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