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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Berlusconi


Lo dejaron como al caballo blanco, y es que ya nadie, ni siquiera Berlusconi, el primer ministro de Italia, está a salvo de que un ofuscado le parta el hocico no obstante del intrincado sistema de seguridad que rodea a estos altos dignatarios de tan poderosas cortes europeas. El tipo que está bien leocadio, como si fuera cualquier huerco piedrero de la Nueva Era, le atinó el madrazo en la mera comedera, pero sus guaruras, (ríanse del estado mayor presidencial), ya que estos tienen harta experiencia en logísticas bien aplicadas para proteger la vida de su jefe, creyeron que una de sus tantas “frutitas” que lo acompañaba esa vez al evento, le había contado un chiste y por eso se agachó con la mano tapándose la cara, claro que cuando vieron la sangre manando del presidencial hocico, casi se montaron en cólera, naturalmente que atraparon súbito (en español norteño, quiere decir: en chinga) al cobarde agresor.
Silvio, pero no el jilguero cubano que le canta loas disfrazadas al viejo barbón cubano desde hace años, y que el izquierdero clásico adora como si de verdad, el trovador Rodríguez estuviera en contra del sistema que lo ha protegido desde siempre a cambio de sus poéticas rolas, había estado pendiente de una conferencia al interior de un mitin donde lo abuchearon repetidamente, y al salir, el hombre de 42 años, Massimo Tartaglia quien ha estado bajo tratamiento siquiátrico durante los últimos diez años, se le hizo fácil arrojarle un objeto contundente que prácticamente le borró la sonrisa burlona del magnate hombre de negocios dueño de empresas mediáticas en la Italia que gobierna de mala manera, ya que se le ha acusado de usar fondos institucionales para sufragar los viáticos de sus amigotes de la farándula y una que otra novia que se trae desde cualquier punto del mundo por más alejado que esté.
A Berlusconi que siempre está en el ojo de huracán y, no es precisamente el luchador mexicano de apellido Ramírez, se le ha tratado de probar en varias ocasiones que usurpa sus funciones como el mero mero de Italia para su propio beneficio, incluso, su esposa, Verónica Lario, primera dama italiana, afirmó hace un mes que bajo el maléfico influjo de su marido, la política italiana se ha convertido en una "basura impúdica", donde sólo cuenta el físico y la televisión, y en la que "muchos padres están dispuestos a cerrar los ojos para ofrecer sus vírgenes al dragón". Sus palabras desencadenaron un terremoto político que no ha cesado de crecer.
Berlusconi, es por mucho, más nepótico que en sus buenos tiempos, lo fue en nuestro país, José López Portillo, porque éste, ya tiene todo el dinero que ustedes se puedan imaginar, queridos lectores, es dueño, de entre otros negocitos, del club de futbol Milán, de muchos medios impresos y de empresas que le arrojan ganancias inconmensurables, sin embargo, a pesar de que su fortuna personal suma cientos de millones de euros, prefiera usar los recursos federales para no tener que desembolsar de su cartera y cubrir los enormes gastos de representación de sus colaboradores cercanos, de hecho, el tema que está en la palestra política es el referido a que ha legislado a favor de que la fuerza aérea italiana se extienda a diferentes categorías de acompañantes, en función de las necesidades de su primer ministro.
Claro que en ese contexto, ya se entiende que este loco, o cualquiera otro, le haya traído ganas a Chivis, porque los paga impuestos están francamente encabronados de que su Primer Ministro dilapide sus dineros en francachelas con novias que comparte con sus compadres sonsacadores que de seguro le han de decir: “tú no te fijes en esos pendejos, aquí tu mandas y si no les gusta que se vayan a vivir a México, para que vean lo que es amar al Papa alemán en tierra de indios”. Por lo pronto, el recuento de los daños, son dos dientes, la jeta de boxeador retirado, la nariz fracturada y la moral por los suelos, lo único malo, es que de seguro, los que van a pagar las cuentas del dentista y del cirujano plástico, serán los italianos que ya no sienten lo duro, sino lo tupido. El que esté libre de pecado que le tire la primera piedra a Silvio.

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