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martes, 1 de diciembre de 2009

Asómate por la ventana


Dicen los jijuelas culebros que Cervantes Landa se madreó a la Fabiruchis porque ella misma se lo pidió cuando el sexoservidor le explicó lo que cobraba por sus servicios, el codo comentarista de espectáculos, le dijo: “descuéntame”. (Aquí van las risas en off).
Ya sé que es un pésimo chiste y no hay que hacer mofa del joto caído, pero me lo contó una amiga periodista de la capirucha a la que le prometí se los contaría a ustedes queridos lectores, por cierto, la inteligente colega es oriunda de nuestro solar porteño y como vive lejos de aquí, me pidió que le mandara diariamente mis columnas, es decir, otra incauta que se suma a mi cada vez más grande club de ciberlectores, conste, que a ella, y no a mí, se le ocurrió que platicara acerca del culto señor al que según esto lo asaltaron unos gañanes por la plaza Hidalgo, pero hay muchos enemigos de su persona, que los tiene por racimos en el pueblo, que aseguran le encanta agarrar el bat para tocar las pelotas y hacer avanzar al corredor de primera, lo que en el beisbol se llama “toque de sacrificio”, aunque en este caso, para el “que canijo transtorno” no es ningún martirio.
Lo que a mí me contaron, y se los juro por el beato Carlos, no es mala leche de mi parte, que al señor le encantaba irse a sentar a una banquita de la plaza Hidalgo, que ahí estaba muy mona casi todas las noches hasta que se levantaba a una de las niñas de pelo corto que se venden a módicos precios por esos rumbos, pues en una de esas malas patas, se llevó al equivocado a su casa, y dicen las lenguas viperinas, que en esas estaban, ya instalados cómodamente en la recámara, cuando el chichifillo de quinta le dice al jotito culto, divorciado para mayores señas: “cariño, asómate por la ventana creo que te habla tu comadre la Chichi Corcuera”, porque eso si, al inteligente hombre, le encanta codearse con puras viejas popofonas de esas de doble copete que se lavan el pelo cada semana, y que el otro muy confiado se sube los matapasiones para ver quién era la que había llegado, y el infame sexoservidor fronterizo aprovechó para arrempujarlo por el segundo piso de su casa, no conforme con eso, ya tirado en el piso le aplicó la batidora, la sumidora, la lavadora, la quebradora, la hurracarrana y de pasadita lo mió.
En fin, que el asunto terminó en que el mayatito se lo madrió porque le negó unos tenis de marca, o algo así, y por favor, al césar lo que es del césar, los detalles más íntimos de la presente historia, han sido patrocinados por mi amigo Chacho que también usa los servicios de estos sexo servidores, solamente que ella si es buena clienta muy consentidora, y es que este señor, que no tiene mucho dinero para pagar lo suficiente, se los lleva con engaños, pero a la hora de la hora, les salía con 20 pesos y un paquete de galletas Marías de los que le dan en su despensa del programa estatal Vamos Mataulipas, así que por burlón, abusivo y cabrón, por eso le pusieron su pataliza, es que éste, está igual que el chiste del ranchero borracho que se va a la zona, y como no traía suficiente dinero para pagarle a una de 1500 pesos, pues se va con las hetairas de a tostón, esas que huelen a naftalina, y le toca una que es uno, pero vestida de mujer, y a la hora del asunto, el macho cabrío, enojado, le grita: “¡ah con qué machito!” y el mariconcito, enojado, le contesta: “pos qué querías, cabrito por 50 pesos”.
Claro que no me alegra pero qué bueno, es que esos seres raros que se sienten muy acá, quesque cultos, sólo porque han leído novelitas cursis, y lo peor es que se consideran con la capacidad de disertar sesudos comentarios para un público amplio, me parecen patéticos, digo, si no tienen nada mejor que hacer que se dediquen a tejer chamarritas o a zurcir calcetines a sus nietos, pero que no anden en los grandes salones confundiendo más de los que ya están a las madamas vernáculas, que por lo visto, no han sido capaces de distinguir a un intelectual serio de un mariconcito con ínfulas. Ya dije

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