miércoles, 2 de septiembre de 2009
Caminito de la Escuela
Es cierto todo lo que se dice de mi persona, incluso las cosas buenas, y aunque no me lo crean queridos lectores, les juro por ésta, que muchas veces me he puesto a pensar que esto de escribir en los periódicos ha de ser un karma que vengo cargando desde muchas vidas atrás, porque para lo único que me ha servido es para agenciarme enemigos gratuitos, pero la verdad, es que yo no tengo la culpa de haber nacido con todas estas características, primero; soy un hombre completo, que eso a mi edad ya es ganancia , y tengo más lecturas que muchos de los que presumen que han leído dos bibliotecas completas, por si fuera poco, soy católico de hueso colorado y nadie, ni siquiera el padre Diabla que es el párroco de mi templo, me ha hecho dudar de mi fe ni un solo instante y, para colmo de bienes, me opongo rotundamente a que la evolución de la especie sirva para que los unos se aniquilen con los otros.
Gracias al Dios de Israel no todo está podrido en Dinamarca y me alegra muchísimo enterarme de que una porción generosa de jóvenes de nuestro solar porteño se han inclinado por las bellas artes, y aunque no tengo contacto directo, es decir, no en persona, sino a través de los medios difusores de noticias, algunos por twitter, que es una red social de internet, otros, por comentarios de allegados que trabajan cercanos a ellos, por esta razón, me siento beneficiado cuando me percato de las gestiones del gobierno municipal a cargo de nuestro carismático alcalde a favor de los huercos, y es que con eso de la entrada a la escuela, inicio que en otros tiempos era puro gastadero, que los encargados de administrar los magros recursos, distraigan de los pocos pesos disponibles de las arcas e inviertan en la adquisición de uniformes, útiles y mejoras para las escuelas, me ha hecho reconciliarme con el sistema que en aciagas épocas anteriores, se la pasaban haciendo obras de relumbrón y al pauperizado pueblo, le daban puras largas para que al final le salieran con su batea de babas.
No sé si conocen la Cosme Pérez, que aunque ya es varias escuelas con distintos nombres, pero ya se sabe cómo se las gastan las autoridades de la SEP para seguir repartiendo plazas, ponen a la Graciano Sánchez Romo por la Monterrey y Arteaga, a la otra, por la Yucatán y la Gutiérrez y la tercera por la Monterrey y Gutiérrez, así que en Victoria mandan nóminas gordas para tres planteles con tres directores distintos y cheques para 30 profesores, cuando en cada salón tienen inscritos a 22 alumnos, pero no sólo eso, sino que se cuentan con dos turnos matutinos, uno vespertino y otro nocturno, así que en una sola institución se van muchos miles de pesos para sostener una mentira magisterial, bueno pero en realidad abordé el tema de mi amada Alma Mater para decir que a pesar del fraude que cometen los maestros qué de algo tienen que vivir, sus instalaciones son estupendas, casi parece un colegio de niños ricos y no que en el barrio haya muchos jodidos, si hasta eso, tampoco es un cinturón de miseria, sólo hay que ver los carrazos que se estacionan a la entrada de alguna de las tres escuelas, aunque es la misma para todas, pero hay que ayudarles un poco a los pobresores para que crean que nos tienen bien engañados a todos, cuando yo era niño, las aulas eran muy modestas, me acuerdo que en mi pupitre había una inscripción de un niño de 1929 y eso que en ese tiempo casi ni había clases, así que el banquito databa del año en que a Vasconcelos le rompieron la jeta en las elecciones presidenciales, pero éste que era tan católico como Fox, le encantaba que lo nombraran como el Apóstol de la Educación, se sentía como san Francisco de Asís pero con zapatos de charol.
Nunca me levanto temprano, siempre abro el ojo con la fresca de las tres de la tarde, pero estos días en que ha llovido en nuestra milpita, como que la tierra oliendo a jarro, me ha tumbado de la cama, y he visto a los niños alborozados bien prendiditos que van camino de la escuela como si Cri Cri les fuera a cantar, aunque a esta generaciones ya no les tocó, pero en el soundtrack de mi infancia, el viejo bonachón pervive como una imagen en sepia, y ya sé que su música es como de museo del STIRT (para los que no lo sepan es el Sindicato de la Industria de la Radio y la Televisión) pero en ese comentario me ganó la nostalgia.
Tantos niños contentos bien valen una misa, y al verlos a todos corriendo por las calles, unos, caen que no caen con la mochilota que les regaló Ramón, otros medios dormidos, pero con cara de que alguien les va a lanzar bolo padrino, y digan lo que quieran mis detractores, que yo sé que tengo por racimos, pero hay veces que aunque quiera hablar mal de los administradores de nuestro dinero, ahora sí, que ni pa’donde hacerme, ni modo que les esté tirando piedras a los benefactores de nuestros niños, lo bueno es que a todos estos pequeñitos ya les tocó lo de las computadoras y el internet, el inglés obligatorio y la cultura que se vive en el pueblo, porque aunque yo me sostengo en que hay elefantes blancos que se han rehabilitado para ofrecer coctelitos con sabrosuras inútiles para las señoras emperifolladas olorosas a gardenias, por lo menos ahora hay donde echarse un concierto del trío: “Los Beodos del Mayab” o una función de “Los títeres del PAN”, no que antes nada más estaba el Teatro de la Ciudad donde ya se erigió una cruz de flores al monumento de la ausencia y de la nada. “Caminito de la Escuela, apurándose a llegar, con los libros bajo el brazo va todo el reino animal”.
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1 comentario:
Hola antes que nada te envio saludos y por otro lado te felicito ya que te atreves a decir cosas que actualmente no son tan faciles de decir por miedo a algun tipo de represalias.
Te mando un abrazo y espero saber pronto de ti.
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