viernes, 18 de septiembre de 2009
Kevin Rudd
Nuestro país, es decir, nosotros, los mexicanos, somos un pueblo tribal y gregario, siempre andamos en manadas todos juntos pa’todos lados, si hay que echar El Grito pues lo echamos entre todos, aunque no haya nada qué celebrar, y si hay que echar la mano al caído en desgracia, ya sea por un terremoto, inundación o la peste, hacemos coperacha entre todos, es cierto que los más ricos envían frascos de salmón rosa de Alaska, pero aún los más pobres, se desprenden de una lata de frijoles bayos refritos para mandar en los trailers de ayuda humanitaria, aunque algunos que llevan agua a su molino, son los que se toman la foto para los periódicos.
Pocos paisanos nos damos cuenta de nuestra forma de ser, porque el espejo en el cual nos reflejamos somos nosotros mismos, y ya se sabe lo que se dice, que el espejo aunque no miente, tampoco dice toda la verdad, porque nos reenvía una imagen plana, por ello, no podemos reconocernos en lo que el objeto ofrece, porque es una reacción automática, pero no del todo eficaz, y esto lo digo porque Kevin Rudd, Primer Ministro Australiano, se amarró los desos y puso en su lugar a los inmigrantes musulmanes, a ver si me doy a entender, porque tampoco soy Don Juan Pérez Ávila que escribe conociendo todo el idioma y usa las palabras precisas para explicar lo que quiere comunicar, por eso, si ustedes son perspicaces, yo le doy muchas vueltas al mismo tema, porque lo que yo digo con 20 palabras, los comunicadores inteligentes y cultos, lo expresan en una sola, pero a lo que iba es a que, a veces los mexicanos nos pasamos de buenas gentes, porque con todas las andanadas de masiosares que han venido a refugiarse en nuestro seno y a vivir bajo nuestro cielo, igual españoles, aunque estos fueron quienes hicieron mayor bien a México, en todos los aspectos, sobre todo en el terreno de las ideas, que los gachupines todos llegaron con una mano adelante y otra atrás, pero los que siguieron jodidos con sus tienditas de abarrotes fue porque no supieron que mano quitarse, y los disidentes chilenos en época de Pinochet, oscurecieron el panorama con sus sueños interrumpidos y sus afanes de poder, los argentinos poblaron la capital de restaurantes de carnes asadas y malos actores, los cubanos y su revolución con Fidel elucubrando en La Condesa con algunos rojillos que al morir mancharon el ataúd y los vivos, o los que se quisieron pasar de vivos, siguen pululando en las morgues de la cultura, y el dictador platanero se está muriendo de un cáncer espiritual.
Los extranjeros todos, empezando por los israelitas, franceses, alemanes, japoneses, chinos, italianos, españoles, cubanos, chilenos, argentinos, colombianos, y los demás que faltan por mencionar, hasta tienen sus propias escuelas, sus templos, sus dioses, sus costumbres y sus culturas, son como los parientes incómodos arrimados, muy agradecidos cuando se les llena la panza de a gratis, pero cuando les va bien, en sus épocas de vacas gordas, si te vi ni me acuerdo, lo raro es que, todas esas colonias de masiosares, llegan a nuestra tierra generosa más pobres que una rata y al poco rato, resultan ser los más ricos del barrio y luego del país, pero si nuestros gobernantes en lugar de darles alojamiento, techo, comida y sustento, los pusieran a desquitar lo que se comen, amarían más a esta tierra que ha sido su hogar y la única patria de sus hijos y de los hijos de sus hijos hasta la séptima generación.
A los musulmanes que quieren vivir bajo la ley Islámica Sharia, se les dijo el miércoles que se vayan de Australia, cuyo gobierno ha emprendido una campaña contra los radicales en un esfuerzo por evitar potenciales ataques terroristas.
Rudd despertó la furia de algunos musulmanes Australianos cuando declaró que él ha dado todo su apoyo a las agencias de contrainteligencia australianas para que espíen las mezquitas que hay en la nación.
Este es el encendido mensaje del Primer Ministro de Australia a favor de los nativos de su país, aunque ya sabemos todos que los pioneros son inmigrantes, y como toda nación que empieza, no son precisamente, los hombres modelos de virtud que se van a fundar una tierra inhóspita, sino al contrario, por ello tienen mayor mérito sus logros de prosperidad y bienestar: Leiris end yentemlans, is mai pleshur, introducing tu Mister Kevin Rudd:
Cito: "SON LOS INMIGRANTES, NO LOS AUSTRALIANOS, LOS QUE DEBEN ADAPTARSE. O lo toman o lo dejan. Estoy harto de qué esta nación tenga que preocuparse si estamos ofendiendo a otras culturas o a otros individuos. Desde los ataques terroristas en Bali, estamos experimentando un incremento del patriotismo en la mayoría de los Australianos."
"Nuestra cultura se ha ido desarrollando durante dos siglos de luchas, tribulaciones y victorias por parte de millones de hombres y mujeres que buscaban libertad"
"Hablamos principalmente INGLÉS, no Español, Libanés, Árabe, Chino, Japonés, Ruso o cualquier otro idioma. De modo que si Usted quiere formar parte de nuestra sociedad, aprenda nuestro idioma."
"La mayoría de los Australianos creen en Dios. Esto no es una posición Cristiana, política o de la extrema derecha. Esto es un hecho, porque hombres y mujeres cristianos, de principios cristianos, fundaron esta nación. Esto es históricamente comprobable. Y es ciertamente apropiado que esto aparezca en las paredes de nuestras escuelas. Si Dios le ofende a Usted, sugiero que considere vivir en otra parte del mundo, porque Dios es parte de nuestra cultura."
"Aceptamos sus creencias y sin preguntar por qué. Todo lo que pedimos es que Usted acepte las nuestras, y viva en armonía y disfrute en paz con nosotros."
"Éste es NUESTRO PAÍS, NUESTRA PATRIA y ESTAS SON NUESTRAS COSTUMBRES Y ESTILO DE VIDA y PERMITIREMOS QUE DISFRUTEN DE LO NUESTRO pero cuando dejen de quejarse, de lloriquear y de protestar contra nuestra Bandera, nuestra lengua, nuestro compromiso nacionalista, nuestras Creencias Cristianas o nuestro modo de Vida, le animamos a que aproveche otra de nuestras grandes libertades Australianas: "EL DERECHO DE IRSE."
"Si Usted no está contento aquí, entonces VÁYASE. Nosotros no le obligamos a venir. Usted pidió emigrar aquí. Así que ya es hora de que acepte al país que lo acogió
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