lunes, 7 de septiembre de 2009
La Oveja Negra
En una de mis incursiones fortuitas a la televisión me topé con: “La Oveja Negra”, película en la que el saltillense Don Fernando Soler recrea un personaje que no tiene desperdicio y aunque la he visto más de cien veces, no me canso de regocijarme con las andanzas de este viejo cabrón, que al ejercer su incuestionable autoridad de padre, termina por enfrentarse a su hijo encarnado por Pedro Infante, que ya no aguanta más a su progenitor, tanto así que en uno de esos juegos actorales de comedia de situación, el director Ismael Rodríguez, que Dios tenga sentado en un rincón viendo todas las películas que hizo, los enfrenta en una sátira cómico-política, en la que por ese solo hecho vale la pena estar arreplanado ante la pantalla, y es que en la confrontación, Don Cruz Treviño Martínez de la Garza, le dice a su compadre Laureano que cómo se le va a enfrentar ese huerco, si todavía tiene los dientes de leche, que aún le hace falta madurar.
A la mesa, el padre autoritario aprovecha para reclamarle al noble hijo, que bajo el yugo amoroso que lo une a su madre, le acepta todas las monsergas al viejo móndrigo, el diálogo es más o menos así: Don Cruz: Así que prefecto No. ¡Qué bruto!, si ya eres más que tu padre y mucho más sabio, si tu padre es un ignorante y un bruto, pero para eso tengo a mijito para que me enseñe las cosas. ¡Mondao! Va contra la ley de Dios que el hijo quiera ser más que el padre, y tú tienes la culpa por haberlo enredado en mi contra, por eso me reta. Silvano: No meta a mi madre en esto. Don Cruz: CALLESE EL HOCICO por muy candidato que sea aquí mando yo y seguiré mandando aquí y allá afuera, porque yo seré el prefecto a poco crees que van a votar por un huerco zonzo como tú. Qué buen hijo me has dado Bibiana… muchas gracias, y la vieja mustia de la esposa que mí siempre me cayó gorda, todavía le dice, tu padre tiene razón hijo, a lo que el zángano borracho de Don Cruz le espeta: claro que tengo razón y la he tenido siempre, pues qué ahora se da cuenta, dirigiéndose a Silvano le advierte: y usted y yo ya nos veremos en el terreno político, le voy a enseñar unas cuantas verdades, no será esta la primera ni la última lección que reciba usted de su padre, desvergonzado
Lo que Don Cruz no sabe, es que todo ese tinglado ha sido obra de su compadre Sotero para seguir manipulando al pueblo por interpósita persona, es decir, para obtener pingües beneficios para él y sus canchanchanes, que dicho sea de paso, arman una intriga ejidal para que sea el anciano norteño quien gane las elecciones a como dé lugar, porque así les conviene a sus aviesos intereses
El mitin, que en realidad son dos en uno, es en la plaza principal del solar: En las pancartas se lee: “Silvano para prefeuto es perfeuto”; “Silvano es la esperanza del pueblo”; Silvano: Juventud y dinamismo” y en su mensaje, empieza con: “suidadanos, este pueblo está sufriendo carestías, desgarriates en la justicia, mordidas, en dos palabras, mangoneos, y luego pregunta a sus corifeos: Y esto nos pasa por falta de civismo, NNOOOO ¿es por falta de valor?, NNNOOO ¿es por falta de cabeza? NNNOOOO, tonces porqué, pos por weyes, porque hasta la coyunda lamben, o más bien lambemos, nos tienen bien fregados los desgraciados”.
Pero en eso va entrando triunfal como Alejandro Magno, Don Cruz Treviño Martínez de la Garza con su comparsa de carnaval norteño, con tambora y cuetes, en sus pancartas se lee: “Don Cruz es la Luz del Pueblo”, “Madurez y Serenidad” “Arriba Don Cruz” y en su arenga, el viejo socarrón anuncia con voz de tribuno de ejido: “si muncho promete el hijo imagínense nomás lo que cumplirá el padre que es el que lo ha enseñado a hombrecito aunque me haya resultado un poco hablador” en eso entra la música a todo vuelo con una diana festejando la bravata de don cruz… y continúa Silvano: “pos como decía se acabarán las chicanas y el coyotaje, porque la desgracia de este pueblo son los desgraciados mangoneadores y los lambiscones. ¿Estamos?” y el mentado Sotero, para cocorear a Don Cruz, lo azuza diciéndole: “oiga compadre no será bueno darle una lección a su hijo”, el otro se enciende de justa indignación y le grita: “a mi hijo yo le doy lecciones en mi casa o como donde cuando se me antoje y no cuando me lo diga un desgraciado compadre mío y mucho menos uno de esos que el muchacho acusa de mangoneadores” el otro, zacatón hulero, le contesta: “ta gueno mi candidato como usté mande”
Silvano prosigue con su retórica a la norteña: “munchas gracias por este aplauso que todavía no merezco, pero que trataré de merecer, primero que nada, necesito su voto de cada uno de ustedes, por unanimidad y coletivamente, segundo, necesito que estemos decididos a triunfar por lo que queremos, caiga quien caiga, aunque cáigamos uno, o cáigamos varios”
Pero en eso uno de los buscabullas de los contrarios, a todo galope lo tumba con un sopapo y se arma la tremolina, esa palabra me gusta pero no había encontrado el momento justo para aplicarla. Ya pasado el mitote y estando en su casa, Marielba, la novia, le reprocha: “Otra vez tu padre, por su culpa puedes perder las elecciones le pegaste a tus propios partidarios, pos también lo insultaron, pero si los de tu padre comenzaron hombre, es mi padre y sanseacabó, el suegro metiche interviene para decir: “tienes razón Silvano, muchacho el pueblo está más entusiasmado que nunca, contigo, lástima que yo no haya podido verlo, eres muy inteligente , todos aprueban tu atitud, y esperan mucho de ti como prefeto, pos quien así respeta y hace respetar a su padre, respetará y hará respetar la ley, ya te puedo decirte prefeto desde ora y Silvano, cauto, contesta: “pos quien sabe mi padre pesa mucho, mejor espérese a las elecciones”. Yo, nunca he estado en un mitin de nadie, mucho menos de uno vernáculo en el pueblo, pero don Juan Pérez Ávila, debería de contarnos uno de esos que deben ser muy parecidos a este que ni parece que sea de 1949, porque con eso del Mesías tabasqueño y Juanito de Iztapalapa, está más actual que nunca. Ya dije.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario