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martes, 15 de septiembre de 2009

!Viva México! Cabrones


Nunca me han gustado las muchedumbres, odio que la gente se encime, y aunque no me invitaron al Grito, si lo hubieran hecho, simplemente, -con mi ensayada- para que me salga natural, sonrisa diplomática, habría emitido el consabido: “No Thanks”. Ocurre que esas fiestas vernáculas, con su vendimia, verbena y jaleos, amén de los ánimos exaltados de los borrachos de alcohol y ebrios de dicha por la independencia de la corona española pero encabronados por la dependencia económica con El Gordo Carstens que nos quiere sacar hasta las muelas de oro para acompletar el gasto de nuestras fuentes burocráticas y es que ya hay tantos diputados que no hay dinero que alcance para pagar las dietas de nuestros ínclitos legisladores.
En una nota que apareció en la edición del Líder de ayer, se dio a conocer a la ciudadanía en general que, con la pena, este año, la celebración de la noche más mexicana de todas, tendrá que ser muy austera, casi van a dar taquitos de harina de esos que venden en la esquina de El Mañana y una coca de lata de esas de a peseta americana, según datos que pude leer en el cuerpo de la nota, en esta ocasión, solamente se dispone de la ridícula suma de 600 mil pesos, así que no alcanzará para mucho, siendo que el año pasado se recaudó entre la caja chica, el erario grande y la polla entre los regidores, síndicos y compadres borloteros, más de un milloncito de pesos y aunque no es mucho, si les alcanzó para hartos cuetes y muchas docenas de tamales rellenos de caviar, pechuga de ángel y rabadilla de sirena del golfo.
Las celebraciones de El Grito en nuestro pueblo no son como las de Guadalajara y ranchos circunvecinos, eso que algunos ampulosos le dicen zona conurbada metropolitana, porque aquí son medias pochas, esa es la verdad, hasta parece un cinco de mayo en Chicago o un doce de diciembre en Los ÁngelesCal. En esa región de Jalisco donde dicho jolgorio tiene su denominación de origen, la pachanga es en grande, allá sí hay banderas tricolores por todos lados, rehiletes que se mueven al aire, adelitas con rebozos, máscaras de Fox, Salinas y Marthita, las de Elba Esther nadie las quiere usar para no quemarlas antes del Jalouin, en fin, que echan la casa por la ventana, y aunque claro que cada municipio tiene su grito, faltaba más, faltaba menos, pero además, en cada barrio, en la mayoría de las placitas, en los kioskos, en las vecindades, hacen su fiesta mexicana, un grito de alegría, perdón me equivoqué, y es que televisa es tremendamente alienante.
Ya ven que aquí no hay banderas ni en las escuelas públicas, pues en Guadalajara donde se dan los hombres, se venden como pan caliente y en cada hogar donde las campanadas caen como centavos, eso no es de mi cosecha sino de López Velarde, flamea con orgullo nuestra enseña tricolor, y es que en este páramo tan lejos de Dios y de la madre Patria, nunca se nos han inculcado las genuflexiones a las bandera, lo que pocos se imaginan, por mensos, es que en ese símbolo patrio, estamos todos incluidos, y no que seamos Juan Escutia o Francisco Montes de Oca, pero si los bien nacidos extranjeros tienen su escudo de armas, los mexicanos tenemos al lábaro y a la virgencita de Guadalupe que no hizo igual por otra nación.
En la tierra del ilustre Juan Rulfo, alcohólico contumaz, escritor universal de talla gigantesca autor de Cien Años de Soledad, ah no ese es Borgués, ¿o Carlos Fuentes?, mentira, si ese escribió lo de Artemio Cruz que estando casi muerto pudo narrar su historia, como en vozenoff de villano de telenovela, dejé un ratito la redacción de la presente calumnia para checar bien en el dipcionario de las letras chiapanecas y Rulfo escribió lo de El Llano en Llamas, pero les decía que en esas maravillosas latitudes, cada patio se convierte en un Tenampa y las chozas en trenzas de soldadera, con cadenitas de colores de papel de china (Nuevo León) listones al vuelo, y en la comedera, hay de todo, pero son esas viandas del bajío, entre churriguerescas y barrocas, claro que en las casas ricas hay chiles en nogada, pozole de buche de quetzal, tostadas de cangrejo de Alaska y tinga de langostino, pero en todos los hogares, aún en los más paupérrimos, ese día sacan su mesota para distenderse en la abundancia, solamente que allá disponen sus platillos típicos hechos a base de maíz, frijoles y hartos forrajes pero bien lo decía mi abuelo Pancho, “las yerbas y el agua son pa’los weyes”, y entre, pellizcadas de chorizo, sobadas de lengua, gorditas de chicharrón y tamales de frijoles, aguas alusivas a los tres colores en sendos guajes vitroleros, y eso sí, mucho tequila, café con piquete, o a veces namás el puro piquete, se entretienen el quince de septiembre, aunque al otro día no se puedan levantar por la cruda física y la moral, que como esa la padecen todo el año, ya están acostumbrados
Naturalmente que la mayoría de los mexicanos de bien no vamos a celebrar lo mismo que los políticos al cargo de nuestra pauperizada nación, porque ellos si hasta se aumentaron los sueldos y ni modo que diga Beatriz Paredes, quien no tiene precisamente cinturita de avispa, que se apretó el cinturón o Carsten que ése si tiene cinturita de obispo, que padece penurias para dar con fé guadalupana el patriota grito. Ya en serio, lo único que queremos todos los nacidos en esta nación, es poder decir; sin hambre, sin sobresaltos económicos, sin zozobras nocturnas, ni contracciones peristálticas: ¡Viva México! Y como quiera, aunque estemos jodidos, yo si quisiera que México viviera por muchos años. Oremos.
P. D: Hoy es el Magno Sorteo de Líder Informativo, mi casa hecha de palabras, que a fuerza de talento y de los afanes diarios de una pléyade de prestigiosos periodistas, ha logrado lo que casi nadie consigue en toda una vida de trabajo, que la gente de a pie, es decir usted y yo, se refleje en este espejo caleidoscópico que con visión humanista se ha convertido en el informador y formador de opinión de nuestra sociedad porteña.
La cita es en La Feria, yo tengo que ir, aunque los directivos del terregoso solar feriero me echen a los polecías, dicho lo anterior, allá nos vemos, queridos lectores, espero poder darles un abrazo a los ganadores de la casa y de los otros premios que suman más de medio millón de pesos. Ya dije.

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