Oprah Winfrey, según la revista Forbes, la mujer afroamericana más rica del siglo veinte y la única negra en poseer más de mil millones de dólares durante tres años consecutivos, echó la casa por la ventana durante su programa, que dicho sea de paso es el talk show más visto en la historia de la televisión, ya que reunió en su estudio a varias decenas de sus millones de fanáticos y les hizo regalo tras regalo, resulta que cuando me senté ante el aparato receptor, no sabía ni lo que iba a ver, así que les juro por El Beato Carlos que también a mi me sorprendió que, de cajas adornadas mostraba ante las cámaras, igual, pendientes de brillantes que baterías de cocina, naturalmente que los asistentes, que fueron elegidos al azar, estaban que no cabían de contento, porque tampoco es normal que una persona, por más opulenta que ésta sea, se desprenda de su dinero así como así, supongo que ha de tener patrocinios exclusivos de las casas comerciales de donde provienen los artículos, pero aún así, ya ven que aquí en México ninguno de los ricachones, es más ni Slim, ni Azcárraga, son capaces de dar ni un vaso desechable, por ejemplo, en los concursos de sus chafas programas, el niño Emilio da dos mil pesos de premio y Salinas Pliego ni siquiera eso, claro que todos estos magnates aztecas, se las ingenian para picarle los ojos a la gente ingenua con sus teletones y fundaciones, es decir, los mexicanos de buenos corazón son los verdaderos patronos de tan cacareadas obras caritativas.
Oprah ha sido ganadora varias veces del premio Emmy, es editora de su propia revista y, por si fuera poco su inconmensurable talento, también ha sido nominada al Oscar, pero no sólo eso, sino que por varios años, casi todas las revistas importantes del mundo la han catalogado como poderosa e influyente, aquí en nuestro violentado México, la que más se le acerca es Adela Micha y tan chiquita se ha quedado que para lo único que sirve es para leer noticias del teleprompter, claro que esa formidable negra, nació con estrella, además, tuvo que luchar para vencer el evidente rechazo que los estadounidenses sienten por los negros, aún así, a base de esfuerzo, de lucha y entrega diaria, ha triunfado por todo lo alto, naturalmente que tiene fundaciones en las que reparte varios millones de dólares anuales para sostenerlas, es decir, no es codiciosa acumuladora de su fortuna, es verdad que sus cuantiosos donativos deben ser deducibles de impuestos, pero no creo que tampoco a ella le preocupe demasiado ese hecho tan insignificante, si lo que regala lo vuelve a recuperar a la vuelta de unos días, es más, se dice que la revista Business Week la clasificó como la más grande filántropa de origen negro en la historia de los Estados Unidos, a mi no me lo crean, pero hay algunos entendidos en el asunto político, que aseguran que fue una de las principales impulsores para que Barack Obama esté sentado en la empoderada silla norteamericana.
No digo, no, que los ricos deberían de soltar todo su dinero para dar de comer a los pobres, pero, por lo menos, que otorguen unas migajitas de sus enormes fortunas para solventar los problemas de miseria que aquejan a miles de millones de personas desamparadas del mundo, si cada uno de los ricachones diera una parte mínima de sus caudales, esta humanidad sería menos miserable, en fin, como sé que eso nunca ocurrirá, pues me alegro de que Oprah sea tan generosa con la gente menos afortunada que ella, lo que es mejor aún, que lo hace siempre y sin ninguna obligación ya que no es política que quiera agenciarse votos con sus campañas proselitistas televisivas, fue una verdadera suerte de prodigio poder ver las caras de alegría de los beneficiados con los regalos espléndidos de la negra más famosa del mundo, Dios bendiga a Oprah y a nosotros que nos cuide y nunca nos deje de su mano. Ya dije.
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