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miércoles, 10 de noviembre de 2010

El frío

En una nota de Líder Informativo leí que esta temporada invernal será una de las más crudas de muchos años, así que, en Enero y Febrero, seguramente habrá desviejadero, claro que ahora es menos gente la que se muere a causa de las bajas temperaturas, lo que si les recomiendo a nuestros héroes ciudadanos, los muy honorables integrantes de Protección Civil encabezados por don Juan Ernesto Rivera, al que no tengo el gusto de conocer, pero que sin duda es uno de los pocos personajes de la presente administración que debería quedarse para siempre, como digno ejemplo de lo que debe ser un extraordinario servidor público con verdaderas ganas de servir a los demás, que monitoreen a los ancianos que viven abandonados por sus parientes, ya que por mi barrio, hay varios viejitos que se la pasan solitos y sus almas, para que al conocer su situación de extremo abandono, sepan que aunque no son “jomles”, carecen de las condiciones necesarias para sobrevivir a los fríazos que se nos vendrán encima en cualquier momento.
El otro día, sentí muchísimo frío, y eso que todavía no llego ni a los treinta años de edad, así que, supongo que, los venerables senectos lo han de pasar peor que yo, tal vez, que se los lleven a un albergue temporal o como lo hacen en las ciudades del primer mundo, que en algunos de los hogares neolaredenses den cabida a un viejito con la necesidad de sentir no solo calorcito ambiental, sino calidez emocional, aunque parezca lo contrario soy buen hombre, claro que habrá quien piense lo contrario, y me duele que las personas mayores, sufran por algo que se puede evitar, dicen que la soledad es una enfermedad incurable, progresiva y mortal, y muchos de ellos se están muriendo de puro hastío, otros, se están dejando morir y la mayoría sufre la muerte lenta de las pensiones misérrimas que les da el seguro social, no digo, no, que haya culpables de este hecho, pero si debe haber alguien que se pueda hacer responsable de tomarlos bajo su tutela para que, por lo menos, no lo pasen tan mal durante esta época atroz.
La medicina, a pesar de que en el IMSS tampoco son los mejores para atender a los pacientes, ha avanzado tanto, que ahora, la gran mayoría de los mexicanos, viven, en promedio 20 años más que hace medio siglo, eso es lo bueno, pero lo malo, es que a eso no se le puede llamar vida, es más, siempre la he considerado una titánica proeza de los ancianos después de los sesenta, mi padre, por ejemplo, el día de santa Cecilia, cumplirá, si Dios le presta vida y salud, 79 primaverales años, y tiene una pensión de 1800 pesos mensuales, que sacando cuentas, no le alcanza ni para comer frijoles, además al quisquilloso viejón no le gustan, a él le encanta la buena carne, las verduras, las legumbres y las tortillas de harina con harta manteca, gracias al Creador, tiene a su familia completa, ya que entre hijos, nietos, sobrinos y amigos entrañables, jamás le ha faltado lo indispensable, pero si no fuera así, de seguro andaría dando lástimas, naturalmente que el caso de mi sacrosanto progenitor, es uno entre un millón, ya que, es doloroso reconocerlo, pero la mayoría de los viejitos son repudiados por sus parientes, y no me refiero sólo a los pobres, sino en general, lo que no se han dado cuenta, es que, un día llegarán a viejos, y también serán tratados con la misma cruel indiferencia, no deseo que esta columna suene a sermón dominical , eso es lo que menos quiero, lo que pasa es que estos fríos, son tan despiadados, que estando yo, en mi cuarto calientito, no digo que esté lleno de lujos, porque mentiría, pero si tiene lo necesario para vivir en la comodidad de ignorar las inclemencias del exterior, de pensar que habrá alguien que pase fríos, siento que no merezco tantas bendiciones de Diosito santo. Oremos.

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