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jueves, 4 de marzo de 2010

Los Oscares


Hoy se entregarán los Oscares a lo mejor de la cinematografía jolivudense y tengo que reconocer que cada año, llueva, truene o relampagueé, me apoltrono en mi mejor silla para observar cada detalle de la fiesta, claro que como a todos, me gustaría que ganaran las mejores producciones, lo malo es que casi siempre se alzan con la estatuilla los favoritos de los miembros de la academia de artes.
Yo no soy crítico de cine, es más, considero que nadie tiene los suficientes elementos para decir que tal o cual película es buena o mala, a mi por ejemplo, me encantan los filmes de El Santo, que no tengo por qué decirlo, pero cuando estaba huerquillo papá nos llevaba al cine Alijadores pagando con sobrecitos de café HG, ya sé que los más viejitos que yo, han de estar haciendo cuentas para adivinar mi edad, pero ni se tomen la molestia, que la única que conoce mi fecha exacta de nacimiento, además de mis padres, es Martha Ibarra, la jefa de recursos humanos de Líder, pero en ella confío ciegamente, sé que aunque le hagan manita de puerco, jamás revelará mi avanzada edad, así que gracias a mi sacrosanto progenitor, pude disfrutar de las exóticas aventuras del enmascarado de plata que lo mismo peleaba contra zombies, momias, extraterrestres, gangsters, vampiros o chaneques, y a todos les ponía su respectiva madriza, claro que niño al fin, me unía al coro de los demás, para advertirle a gritos desaforados al súper héroe mexicano, cuando alguno de estos malosos, le quería llegar a traición por la espalda.
Por trucos de la memoria, dichas imágenes se han quedado grabadas de manera indeleble, así que, como ya les había dicho en líneas anteriores, no soy el más indicado para emitir juicios de la calidad de las películas que hoy compiten por el triunfo en diversos rubros de la producción cinematográfica, además, ya lo dijo antes que yo, mi tío Beto, que siempre repiten las mismas historias y es que el Gordo Alonso, entraba al cine, compraba un baño de palomitas, un contenedor enorme de coca cola, pero terminaba decepcionado al percatarse de que en la pantalla grande salía el león rugiendo como si alguien le hubiera pellizcado una chiche, en ese momento mi pariente decía: “esa película ya la vi” y se salía a comerse la deliciosa botana en la plaza Hidalgo.
Los Oscares, en realidad, no son premios ajustados a la verdad, ya que el séptimo arte es demasiado subjetivo, es decir, cada quien mira las cintas de acuerdo a sus propias experiencias, les voy a poner un ejemplo, Avatar me encantó, sin embargo, sé que la academia no es muy dada a votar a favor de ese tipo de películas, sin embargo, el hecho de que no llegue a ganar el Oscar, no significa que no sea una estupenda cinta, y por si fuera poco ha sido la más taquillera de la temporada, pero estos hijos de su peliculera madre, de seguro le van a dar la estatuilla a una de esas cintas de moco tendido y lágrimas de funeral, por cierto, la que está nominada por enésima ocasión es Meryl Strep, que sin duda alguna, es la mejor actriz contemporánea, claro que hay otras, pero esta artista igual interpreta a una señora elegante como Anna Wintour en: “El diablo se viste de Prada” que a una viejita judía con cara de vinagrillo, en fin, que como dicen los que son políticamente correctos que gane la mejor.
Yo veré la ceremonia mientras me atasco una pizza con doble queso y harto peperonni con sus respectivas chelas bien muertas, prometo que el martes a más tardar, les daré la reseña a mi manera, así que espero que también vean el programa para que me den sus impresiones del evento, de hecho, si quieren venir a mi casa, vénganse temprano para que agarren buen lugar, porque luego mi tía Robustiana se pone a mero adelante y nada más se alcanza a ver su espalda de luchadora de la triple A, ái de pasadita si se les pegan unos pollos rostizados del Smart tráiganse cuatro para completar la botana. Luces, cámara, acción.

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