Samy Sosa, un negro dominicano, pelotero retirado, no cree que en el más allá haya angelitos de su oscuro tono de piel, como reza una canción de lo más cursi que dice entre otras tonterías. “pintor si pintas con amor, píntame angelitos negros, no sabes que en el cielo también los quiere Dios”, y es que al famoso beisbolista, de un viernes para un domingo, de ser prieto color de llanta, ahora refulge como rin cromado, claro que los medios difusores de noticias, una, por chismosos, dos, por metiches y tres por las dos anteriores razones, se dieron a la gozosa tarea de buscarle la re blanqueada cara al millonario deportista para preguntarle qué le había pasado a su color serio de antaño, declaró que se puso una crema de noche y así le ha cambiado la cara, lo que le ha generado una ola de críticas por su deseo intrínseco de cambiar de raza negra a raza aria, pero éste ha de ser como las rubias artificiales que se tiñen el pelo, pero en el fondo saben que son unas impostoras, porque ninguna de ellas, aunque sean blanquitas son tan blondas como quieren hacer creer a todos los que conviven con sus desteñidas personas y es que está bien que Sosa se blanquee como los sepulcros, pero así le quede la piel tan blanca como la nieve, nunca dejará de ser un negro renegado, además, teniendo todo el dinero que tiene, las mujeres en lo que menos se van a fijar es en su “african luk”.
Yo le pregunté a papá, que si ése que estaban repasando a cuadro durante los premios Grammys latinos, era Samy Sosa, y me contestó que no, que no se parecía en nada, pero a mí me quedó la duda a partir de esa noche en que Juan Gabriel bien pedo bailó y cantó para los asistentes al enorme teatro del MGM de Las Vegas, claro que mi olfato de reportero viejo no andaba mal, ya que al día siguiente dicha anormalidad se comentó en CNN, pero el pelotero, no dijo esta boca es mía a nadie, sino que le concedió una entrevista exclusiva a la cadena Univisión, precisamente para “Primer Impacto” el programa más sensacionalista de la televisión en español, la que comisionó a un periodista negro, para que siendo del mismo “prietito del arroz”, se entendieran mejor entre ellos, y fue a él, a quien le confesó que no es que se estuviera haciendo algún tratamiento para ser blanquito, sino que como ya no se asolea al jugar beisbol, pues su piel se fue aclarando imperceptiblemente.
Ya les he contado, queridos lectores, que a pesar de la evidente influencia árabe en mis facciones, con mis ojos de talibán marihuano, en mis genes gravita como una bendición suprema, la sangre negra de mis antepasados, y es que mi tatarabuela era negra, negra, negra, como la gorda desbordante de la Yemaima de los jotkeiks, supongo que el Valdivia lo adoptó de alguna persona que se dejó, porque los negros jamás tuvieron apellidos, así que yo sé que no hay nada que se pueda hacer si se nació de color serio, claro que hay menjurjes que bien embarrados dan ciertos resultados deseados, pero mi amá decía que si alguien desea blanquearse, no hay nada mejor que escarapelarse, porque ya entrado en esto de las confesiones familiares, tengo que confiarles que una de mis hermanas que no es que sea negrita, pero si muy nejosita, no digo su nombre porque es ampliamente conocida en el bajo mundo de la compra venta de joyería de oro, fue la única que “abueleó” con eso de la negritud, aunque sin duda, tal vez por la mezcla de razas, siempre ha sido la más guapa de todos, pues a ella, de huerquilla le entró la duda como a Sor Juana de por qué la clara de huevo al ponerse en contacto con el fuego se volvía alba, y se embarró de clara, de harina, conformando un amasijo de engrudo que claro que la hizo blanquita efímera, pero con esa simple fórmula cumplió su anhelado sueño, pero siendo como es, un hombre millonario ocioso, y con ínfulas de blanco, Sammy Sosa se está despojando de su prieta vestidura carnal, al rato, que no sorprenda a nadie, si también se cambia el nombre y sea Snow White con la bemba colorá.
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