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jueves, 12 de noviembre de 2009

De poder a poder


Como dijo Maikol Yakson a su dermatólogo, acláreme eso Mister Forbes y es que ahora resulta que Carlos Slim es más poderoso que Sarkozy, bueno hasta El Chapo, según la revista, es el número 41 en la lista de los hombres más influyentes del planeta, y conste que no estoy haciendo apología a la cultura del narco, pero la inclusión de Guzmán Loera era casi inevitable, ya que según mi diccionario circunstancial al que consulto cada vez que no entiendo lo que quieren decir los demás, el poder no lo otorga el dinero, porque mi amá no tenía una gran fortuna en dólares, sin embargo, ejercía pleno dominio sobre una tribu bastante numerosa de hijos, nietos, sobrinos y por todo aquel incauto que pasara cerca de su radio de acción, es decir, que bajo el influjo de su espíritu dominador, obligaba a que los otros hiciéramos su santa voluntad y es que estábamos conscientes de que al no acatar sus imperiales ordenes podíamos estar sujetos a una severa reprimenda, pero mi progenitora que tenía voz de radiodifusora, nos lo decía con acento norteño: “les voy a dar una chinga de perro bailarín”, supongo que por eso no sé bailar.
El poder de Carlos Slim se refiere a otro tipo de poder, ya que sin duda, el magnate hombre de negocios dueño de medio país, incuestionablemente tiene el dineral que no se acaba, pero poder, poder, poder, mmm, no lo creo que tanto, a ver, si le quitáramos todo el dinero, tal vez no mandaría ni a su vieja, aunque su señora esposa que esa si era un alma noble, ya está en presencia de El Señor y no me refiero al de los Cielos, bueno si al que está allá arriba, pero no al capo di tuti di capos, perdón por mi italiano, pero estoy fuera de ritmo en ese idioma, sino a Jiová nuestro Dios, así que no hay manera de comprobarlo, a lo mejor en el terreno de las telecomunicaciones si lo tiene, porque mangonea, y no sólo en México, sino en América latina, el mercado a como se le hinchan las ganas.
El poder es subjetivo, pero eso no lo dicen los analistas de Forbes, porque ellos consideran que el verdadero poder es el que otorga el dinero, al final de los tiempos, como bien lo dice, la poetisa loca, esa que deambulaba encuerada por las calles de la aristócrata colonia Juárez, Pita Amor: “que todo morirá cuando yo muera, imposible pensar de otra manera”, nadie posee tanto poder como el que quisiera comprar con sus lingotes de oro, porque todos vamos a desembocar en la nada, es decir, nos difuminaremos de los mundos posibles y de los imposibles, pero cegados por la soberbia, por el brillo de los oropeles de la vana existencia del tránsito fugaz por la vida, hay algunos que por patéticos se trepan al pináculo como si no fueran simples mortales, si de verdad detentaran ese poder del que se ufanan, detendrían a la muerte para quedarse como luz votiva en medio de los miserables mortales, para erigirse como el Dios que juega un juego con ellos y con todos los demás.
Hay quienes están llenos de arrogancia y tan llenos de censuras para todo aquel que no piense como ellos, o lo que es peor, para todo el que no crea que son Todopoderosos, dice García Márquez, el mismo al que le arrojaron pétalos amarillos a su paso en este globero pueblo, que: “el amor como el poder si no se ejerce se pierde”, así que cada quien, usa su pequeño podercito mientras tiene permiso, porque encima de él, hay otros que mueven los hilos, y otros que son dueños de los hilos de Ariadna para escapar del laberinto, y como quiera que sea, en mi experiencia personal, mi amá tenía más poder que todos, al menos en su pequeño mundo, lo malo es que ya no está entre nosotros, pero a veces, por amarla tanto, los que vivimos bajo su férula, la extrañamos harto. Hay veces que me dan ganas de tener mucho poder para configurar de nuevo su maravillosa presencia de belleza inaudita, para que con esa voz de trueno, nos vuelva a decir: “les voy a dar una chinga de perro bailarín”. Quien quita y ahora, si aprendo a bailar.

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