Tal vez, con afán de exacerbado nacionalismo, se ha dicho que México es: “Tierra de Poetas”, pero lo cierto es que estando en la cuna del máximo poeta universal, el premio nobel Octavio Paz es muy difícil desviar la mirada para asomarse a otros trabajos que, aunque son menores, tienen en su abrevadero creativo, una que otra perla gramatical que bien vale la pena comentarlo ahora.
Alí Chumacero, hombre dedicado al esforzado y nunca bien pagado oficio de poeta, nayarita de nacencia pero chilango por adopción, ha declarado que a sus 90 años: “apenas está empezando a vivir” es el autor de: “Poema de Amorosa Raíz”, un trabajo extraído de las entrañas de un diamante que bien vale la pena compartir con todos ustedes queridos lectores:
Antes que el viento fuera mar volcado,que la noche se unciera su vestido de lutoy que estrellas y luna fincaran sobre el cielola albura de sus cuerpos.Antes que luz, que sombra y que montañamiraran levantarse las almas de sus cúspides;primero que algo fuera flotando bajo el aire;tiempo antes que el principio.Cuando aún no nacía la esperanzani vagaban los ángeles en su firme blancura;cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;antes, antes, muy antes.Cuando aún no había flores en las sendasporque las sendas no eran ni las flores estaban;cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,ya éramos tú y yo.El martes por la tarde, estando en la confección diaria de mi columna, me llegó un e mail con el vínculo del blog de Alfredo Arcos; ensayista, escritor, poeta y magnífico amigo, con un impecable artículo respecto a la obra de Chumacero, y respondí a su envío, con un: “precisamente estaba pensando en Alí” pero yo andaba merodeando otros litorales de la obra del poeta que tiene sentido del humor de comediante de “Cantabar” pero en afiladas palabras demuestra su agudo sarcasmo para burlarse de sus interlocutores que casi siempre son poetas como él o periodistas incultos que van a buscar la nota a los vertederos espirituales de su sacrosanto hogar.
Por cierto, ya que ando en estos caminos de las buenas letras quiero sugerirle a Héctor Romero Lecanda director municipal de cultura que dé a conocer a través de alguna de las instancias públicas que maneja, la portentosa obra de mi admirado amigo profesor Rafael Ramírez Pérez al que tuve oportunidad de conocer y con quien coincidí en nuestro terruño natal, además tuve la gran oportunidad de compartir con él grandes momentos literarios en el que me leía su buena obra, muchas veces en casa de otra ilustre Maestra Emma Sáenz Zárate de Delgado una amorosa anciana a la que también traté mucho tiempo porque cuando trabajé en El Mañana en 1986 trabé un amistad con ambos y siendo que ella vivía al cruzar la calle pues al terminar mi jornada me pasaba a su casa para disfrutar de tertulias inolvidables con la gente que ha hecho la historia cultural de este nuestro pueblo globero y patriota.
Ya que menciono a Héctor Romero quiero agradecerle su invitación afectuosa al concierto de Año Nuevo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Música de la UNAM bajo la batuta magistral del Maestro Sergio Cárdenas que tendrá lugar en el Teatro Principal del Centro Cultural Nuevo Laredo el sábado 24 de enero a partir de las ocho de la noche y al hacer acuse de recibo de los dos boletos, estoy aceptando el requerimiento de mi persona para disfrutar de este evento tan importante en nuestra ciudad y claro que asistiré en mi papel de columnista para realizar la reseña de este espectáculo que es una oportunidad de privilegio que Dios y la virgen Guadalupana me otorga para escuchar a la orquesta que está en una gira dorada al celebrar sus 50 años de vida. Felicidades a Héctor por sus buenos oficios para traer a este grupo de notables músicos a Nuestro Laredo.
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