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jueves, 5 de febrero de 2009

Super Woman

Es una mujer exitosa, eso nadie lo puede negar, tiene en su haber una carrera profesional con un impresionante desarrollo ascendente, puedo decir, incluso, que nadie se le compara en el pueblo, además, por si fuera poco, es sumamente bella, tiene como plus, su donosura, donaire y prestancia, pero así como posee tantas cualidades, también es dueña de un genio de los mil demonios, sus admiradores, que se cuentan por varios cientos, defienden su postura férrea, ya que aseguran que sin ese espíritu inquebrantable, jamás hubiera salido avante con los compromisos que se ha echado a cuestas, claro que, está la contra parte, que los envidiosos, decía mi abuelita Elena, no pueden ver ojos en otra cara, y la atacan, diciendo que es una mujer arrogante, pagada de sí misma y en síntesis, una villana con acentos de Macrina la madrastra de Blanca Nieves.
Yo sé que no cualquiera ha visto la película “El Diablo Se Viste de Prada”, pero se me figura, como Meryl Streep, en su papel de Miranda Priestly, y si alguien me ha criticado por hablar mal de la gente, miren que en todos lados se cuecen habas, y en esta cinta basada en un argumento original de la periodista Lauren Weisberger, quien a su vez se inspiró en vivencias propias, en la película, la “mala” del relato sería su propia ex jefa, Anna Wintour, para quien había trabajado en la revista Vogue.
Nunca la he criticado, esa es la verdad, porque ella o cualquier director ejecutivo de una empresa chiquita o grande, no se puede tentar el corazón para sostener a un empleado que no cumple las expectativas deseadas para el puesto, y no es que sea mala persona, sino que en un rompecabezas organizacional, se debe colocar la pieza exacta para que el engranaje funcione correctamente, de eso se trata, para eso es la jefa, y sus patrones le exigen resultados a la altura de su capacidad profesional, y naturalmente que en un área ejecutiva en la cual, dadas sus particularidades de liderazgo, los únicos que se destacan son los hombres, el hecho inédito de que sea una “frágil” exponente del sexo opuesto la que ordene los lineamentos que se han de seguir en la política del negocio, eso les cae en la punta de las muelas a los caballeros que desde sus puestos de mandos medios, le echan tierra a la talentosa dama.
Ya sé, porque los conozco bien, queridos lectores, que han de estar pensando, y este jijo de su re pepin chamaco, a donde nos quiere llevar, a qué hora le va empezar a echar pestes a la ilustre ejecutiva, pero ahora, con perdón de ustedes, no puedo expresar malas razones de una señora que amén de guapa, es dinámica, activa, inteligente, capaz de tomar decisiones fuertes, decididas para bien de la empresa que maneja.
Ella es la mandamasa de esos feudos, pero siempre hay una piedrita en el zapato que no daña pero como friega, y es que en esos niveles hay directores de área que como ya se sabe, si eso es más viejo que caminar para adelante, algunos hombres hacen la entrevista de solicitud de empleo como si fuera un casting, que primero piden el teléfono de la señorita y la disponibilidad de horario en su tiempo libre, y si pasan esas dos preguntas que sirven como filtro para saber si están dispuestas a “colaborar” con el desarrollo humano de la empresa, entiéndase salir con ellos a tomar la copa, pues claro que no les importa si no cumplen con el perfil del puesto que les otorgan, y como esos detalles, hay muchísimos con los que tiene que bregar diariamente, por esa razón tiene tantos enemigos alrededor, porque a los insulsos hombres que dirige, se les hace fácil despilfarrar los recursos humanos en cuerpos tentadores y rostros bonitos, que aunque nada más sirvan para poner café y maquillarse a la moda, las contratan para uso propio o algunos, que son más indejos, solamente para echarse el taco de ojo y no las tocan ni con el pétalo de un rosa.
La mujer a la que me refiero ha de estar ancha de orgullo de verse reflejada en esta columna antisocial, porque ella sabe, que no regalo elogios a nadie, a menos que se los merezcan, pero como tampoco me pagan el sueldazo que gano para estar hablando bien de la gente, esta es una de las pocas ocasiones en las que me voy a referir en buenos términos de alguien, claro que como todo en la vida, si existiera otra persona, ya sea mujer, hombre, quimera o demonio que se cruce en m camino cuando mercurio esté directo en mi signo, tal vez, en otra oportunidad hable de maravillas de algún miembro distinguido de nuestra ampulosa sociedad porteña. Ya dije.

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