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martes, 9 de diciembre de 2008

Una de Cal

Yo siempre he pensado que quienes nos dedicamos a expresar una opinión, un punto de vista o un juicio de valor en algún medio difusor de información, tenemos la permanente obligación de señalar los errores del gobierno en todos sus órdenes, claro que no pretendo erigirme en un censor romano ni me considero un analista de nada, si mi labor en este medio impreso, es de cronista social, a veces, lo reconozco, soy criticón o me paso de bocón, pero nunca con mala voluntad, sólo hago uso de lo que los otros llaman “apreciación personal” es decir, mi opinión particular, que esa es muy subjetiva, ya lo dice el poeta: “nada es verdad ni nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”.
Lo anterior, lo digo porque ya van varias veces que me sorprendo con la intención de hablar bien de la gestión de Ramón Garza Barrios pero refreno mi ímpetu de novillero porque en sabiendo que los políticos hacen su labor por obligación, para lo que han sido contratados, entonces, no hay posibilidad de que a título personal, aunque en este caso, mi voz es todas las voces de mis coterráneos del barrio La Loma de la colonia Hidalgo, le exprese nuestra infinita gratitud por la placita que, muy pronto, algunos de sus colaboradores han asegurado que será para diciembre, será una palpable realidad.
A pesar de que los trabajos de desmonte y de escarbar con “las manos de chango” para desincrustar los enormes témpanos de concreto del predio en donde se encontraba el antiguo Penal, han ido muy lentos, y eso que, a mi me consta, han trabajado a destajo desde las ocho de la mañana a las ocho de la noche durante los últimos cuarenta días, nuestro carismático alcalde, ha cumplido su promesa de edificar la Plaza que todos los hidalguenses hemos estado esperando desde que demolieron el centro penitenciario más célebre de todo el país.
Por salud mental, además porque no soy de su equipo de voceros, pero tampoco de su comparsa de lambiscones, sino nada más un ciudadano contento con la placita que van a hacer para solaz y esparcimiento de mis vecinos, no volveré a tocar la imagen de Ramón hasta que no terminen estos trabajos y mientras la obra se erige, no me queda de otra mas que caminar en el parque Mendoza que aunque no me queda muy lejos, no es lo mismo cruzar la calle que desplazarse varias cuadras, con el peligro del campo minado que pisamos, y eso que yo, como quiera tengo clave diplomática de inmunidad, pero tampoco es bueno ponerse en el tocadero, aunque bien decía mi abuelita que cuando te toca aunque no te pongas.

Club de Leones Royal

Por cierto, antes de finalizar mi columna, quiero felicitar al ingeniero Juan de Dios González Cantú por la instauración del nuevo Club de Leones Royal, no sé muy bien las bases ni las reglas sobre las que está sentado asociación civil, pero conociendo la enorme valía del director de las prestigiosas escuelas que ganan todos los premios de aprovechamiento a nivel local y regional, no tengo ninguna duda de que este institución vendrá a poner su granito de arena para ayudar con las grandes obras asistenciales que se están realizando en nuestro pueblo.
Espero que alguien de su equipo de colaboradores me mande un correo electrónico a mi dirección para que me tengan al tanto de sus juntas ordinarias, de su plataforma de trabajo y de los planes que tengan para el futuro inmediato, mientras tanto, reitero mis sentidas congratulaciones por el feliz advenimiento de este club Royal. Ya dije.

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