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martes, 9 de diciembre de 2008

Ni en la virtud ni en el pecado

Mis artículos, por naturales, por espontáneos, por no estar adulterados, tienen frescura y aliento, además, como están confeccionados sin pretensiones ni lambisconerías, mis múltiples fans, o sea ustedes queridos lectores, saben lo que pueden encontrar en la anchura del texto, sobre todo me conocen muy bien y están convencidos de que jamás permitiría una censura sistemática, ni siquiera en aras de mi propia integridad física, un periodista medroso o vendido se nota a leguas de distancia, claro que mis chismes son tan inocentes que a nadie, a lo largo de 22 años de trayectoria, se le ha ocurrido anularme, ya no digo una columna, ni siquiera un enunciado completo.
Mis historias están escritas con la naturalidad y frescura que me otorga la libertad interior, eso si, que quede muy claro, jamás las he confeccionado con dolo, es verdad que muchas veces he intentado divertirme con el resbalón ajeno, pero eso es una inclinación natural de todas las personas, antes de mi, ya lo ha dicho muy bien, la mística Santa Teresa: “nada de lo humano nos es ajeno” también Mark Winter ha expresado que el chisme es una manera de saber que: “no estamos solos ni en la virtud ni en el pecado” y mi tía Tencha aseguraba que: “el chisme nos gusta a todos, en especial cuando no se refieren a nosotros ni a nuestras familias”.
Por ejemplo, en Laredo ha habido bodas interrumpidas en plena catedral, y los nombres de los protagonistas, los sabemos todos, claro que también se sabe de sainetes registrados en plena madrugada afuera de respetables casas, en donde la esposa legítima es recriminada por “la querida” con todo y mariachí de El Rancho cantándole todas las de amor y contra ella, la mayoría de la gente del pueblo, conoce alguna o varias historias de pleitos de herencias entre las familias connotadas.
Quienes me conocen bien, saben que el tema de la censura nunca me ha interesado porque no soy buen prospecto para sufrirla, pero ahora con lo que ha pasado en Venezuela que igual han dejado de otorgar concesiones de radio y televisión a los que están en desacuerdo con el presidente Chávez que gobierna una seudo democracia en la que su firma es mayoría, que han promulgado una ley de Inteligencia con la cual impedirán que el pueblo venezolano siga disfrutando de uno de sus más sagrados derechos constitucionales, como es el chisme político.
Pero no es ninguna novedad que el dictadorzuelo tropical coarte todas las garantías individuales de sus paisanos, lo bueno es que en nuestro país no existe ninguna ley mordaza y podemos decir lo que sea en los medios escritos, aunque todavía existe, casi imperceptible, cierto instrumento de censura en los electrónicos, es decir, en radio y televisión, y aún es más libre, la Internet, que ahí si, uno puede darse rienda suelta acerca de cualquier tema.
Por cierto, cambiando de tema pero siguiendo con lo mismo, me enteré de que al que habían corrido por haber hablado mal de un poderoso de primer nivel, anda despotricando a diestra y siniestra, diciendo que se va a vengar de esta afrenta a su trayectoria de payaso analítico de la política pueblerina y el caballero afectado por la maledicencia de su lengua viperina, le ha mandado una respuesta muy diplomática: “dile que por mi, él y toda su repapalotera familia se pueden ir a chinflar su madre”, ya se sabe que en esto de la diplomacia de mentada no se le puede ganar a un norteño aunque sea niño bien, porque desde chiquitos nos crían sabiendo toda la retahila de palabras grandes y chiquitas y si las abuelas rechinaban las haches que aunque son mudas se dan a entender muy bien cuando se juntan con la erres para desmadrar a cualquiera que se quiera pasar de vivo como este mequetrefe que quería mamar, dar topes y cobrar de oquis. Ya lo dijo un día un famoso político de la región: “no porque cabrón seas, indejo te hagas”.

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