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sábado, 8 de noviembre de 2008

Museo Reyes Meza

El jueves, hacía un calor de los mil demonios, pero yo tenía la urgente necesidad de salir a la calle para trasladarme al Centro Cultural Nuevo Laredo, y así, recién bañado de Happy de Clinique, me trepé al carro, pero en mi desesperación por no ensoparme de sudor -cosa que no era fácil de lograr ya que el termómetro marcaba 38 grados centigrados- todo el trayecto que separa mi casa de las modernas instalaciones del periódico, le reclamé a mi hermano Víctor, porque jijos nunca se le ocurrió prender el aire del carro, unos minutos antes, para que la carcacha no estuviera tan caliente como comal de puesto fritanguero.
Total, que el berrinche no me sirvió de nada, porque como quiera tuve que hacer una escala técnica en mi casa editorial y aquí si hace un frío del nabo y lo que le sigue, tanto así, como para darle asilo permanente a los osos polares y hasta a los pinguinos marinela con todo y su relleno cremoso, que yo creo, es un mensaje subliminal con connotaciones “chekchuales” para niños precoces, pero a lo mejor nada más soy un mal pensado de lo peor como mi tía Eufemia la misma que recibía los dos pesos en la canción de Chava Flores y que cantaba Pedro Infante.
Para aliviar un poco mi malestar, casi todas las mujeres del periódico, o sea tres, me dijeron que me veía muy guapo, conste que no diré los nombres de las interfectas para no provocar envidias, ni causar problemas entre los múltiples admiradores de las preciosa chicas que me piropearon hasta sacarme el tímido rubor en la cara, por supuesto que no merezco, por tal razón lo agradezco doblemente ya que lograron equilibrar mi carácter para no llegar con jeta de burócrata cesado, al magno evento en que impondrían el nombre del Maestro José Reyes Meza al flamante Museo cuyo espacio de arte está ubicado dentro de las instalaciones del estupendo Centro Cultural.
Llegué unos minutos antes a la cita con el destino y tuve tiempo para echar una furtiva mirada a la concurrencia que ya se andaba paseando entre las esculturas y transgrediendo las lineas amarillas de “beware” con el policía porque... “si te acercas mucho te agarra a macanazos”, y claro que nadie le hacía caso a las mentadas pintas del suelo recién pulido del sacrosanto recinto, si yo que tengo la vista reparada con el Dr. Braulio Peña el mejor oftalmologo del pueblo, nunca me percaté de las dichosas rayas preventivas, y luego había un gentío muchedúmbrico, así que algunas viejitas de lentes como lupas, creo que jamás las divisaron, y dicen que el que no vé es como el que no sabe, así que todas ellas están libre de pecado culposo.
...Y afuera del Centro Cultural, las palmeras al viento se inclinaban como si Agustín Lara les fuera a cantar, mientras yo como político en plena campaña, saludaba a todo mundo para informarles que ya estoy al servicio de la información en el mejor periódico de ambos Laredos, y no es por presunción -o a lo mejor si- pero ya me di cuenta, con tantos abrazos, besos y apretones que me dieron durante el cóctel de celebración, que soy el cronista social más conocido de todos cuantos han habido en “la sex and the city de la border line”.
Quiero decir que el evento fue multitudinario y apachurrador pero con acentos de hospitalaria calidez norteña para el homenajeado pintor tamaulipeco y distinguidas personalidades que lo acompañaron en el presidium.
Héctor Romero Lecanda y su grupo de colaboradores deben de estar muy contentos de tan rutilante éxito, pero de esos detalles les hablaré en la columna del martes y los días subsecuentes. P.D Lo que pasa es que ya tenía lista la columna del lunes y como hoy tengo otra fiesta que cubrir, pues ya no me quedó tiempo para redactar más que esto que ahora ven. En vía de mientras, reciban un saludo de felicitación anticipado del día del padre los que sean padres y los que no, pos no. Ya dije.

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