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sábado, 8 de noviembre de 2008

Día Redondo

El jueves fue un día redondo y lo eché a rodar desde muy temprano, así que a partir de las tres de la tarde puse manos en acción y pies en polvorosa para estar a tiempo en varios eventos a la vez. El más importante, sin duda alguna, fue el bautizo del Museo del Centro Cultural Nuevo Laredo con el eufónico nombre de José Reyes Meza: Pintor, Muralista y Escenógrafo tampiqueño, al cual tuve el gusto de conocer durante esa multitudinaria tarde en la que estuvo presente casi todo Laredo y hasta una comadre de Anáhuac, que se paseaba muy oronda por los pasillos del lugar, luciendo su hermosa estampa autóctona.
No soy muy dado a leer frivolidades, pero tengo que confesar que además de abrevar en los clásicos, suelo darme mis vueltecitas por los mentados bestsellers, digo no por todos, que tampoco tengo tanto estómago como aguantarme la náusea, pero ya se sabe que para estar a tono con los tiempos que corren, uno tiene que hacer de tripas corazón y si no hay caviar, pues entrarle al mole o a los frijolitos de la olla, y Boris Izaguirre, un periodista venelozano abiertamente gay conductor de la televisión española, resume, sin siquiera proponerselo, esa noche triunfal de estreno, con el título de uno de sus libros más vendidos: “Morir de Glamour”, y si yo fuera el editor de una revista del corazón, así cabecearía la nota y ésta, hubiera sido la de ocho.
En lo oficial, es decir, dentro del programa ceremonial, todo estuvo como siempre, Héctor Romero Lecanda, discursó toda la retahila de nombres de las personalidades presentes, han de disculpar los organizadores que no se me quedó grabado ningún nombre, pero en estos casos de máxima emergencia, yo tengo un chip incrustrado y al escuchar las sobeteadas frases de: “...y ahora tenemos el honor de presentar a...” que son formas tan viejas, cursis y chabacanas que si se hiciera un instante de silencio (cosa imposible en este tipo de escenas), se podrían escuchar las fanfarrias como de cuento de Cachirulo, me desenchufo por completo de la realidad y quedo como en automático hasta que se terminan los aplausos de la alegre comparsa palaciega.
Es lo que sabemos todos que se hace en estos casos, y pueden ser aburridas o no, pero las formas de lo que es políticamente correcto son inamovibles, pero también es como el chilito verde que le da sabor al caldo, así que después de la presentación de nuestro carismático alcalde el Ingeniero Garza Barrios, al que yo nunca había oído hablar en público quien por cierto se aventó un mensaje muy corto como de quince minutos, pero como el público, en su mayoría eran mujeres, pues nadie lo criticó, y hasta una señora muy aventada que estaba a mi lado, le confió a su chismosa interlocutora: “me gustaría ser aunque fuera la segunda o tercera dama de la ciudad”.
Ya después, se ofreció un ambigú de bocadillos tan deliciosos como inútiles, que la verdad a mi no me gustó nada, hubiera preferido, un lonchecito del popo que además de sabroso son muy llenadores y tienen frijolitos en la tapa. Los que si estaban muy ricos eran los tequilas servidos en martineras pero yo no bebé más de dos, y es que como he estado a dieta, pues me mareo hasta con los penetrantes aromas de perfumes baratos, y así que no quise arriesgar mi reputación ya de por si muy maltratada, además que luego me da por tomarme la valiente y no me quise arriesgar a cometer una imprudencia en plena apoteosis cultural de mi pueblo que realmente se veía exultante de dicha.
Mañana hablaré de la colección Femsa, que no es lo mismo que Famsa, luego no vayan a querer algunos “chisquiados” ir a nuestro elegante Museo a pedir crédito para sacar una lavadora o su “guarerculer”, lo aclaro porque como de todo hay en la Viña de El Señor, no vaya a ser la de malas...

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