jooble.com

sábado, 8 de noviembre de 2008

Indeja se escribe sin ache

Un día, sin querer, me eché de antagonista a la hermana de una entrañable amiga, y sólo porque comenté en mi columna que ella no era inteligente como su esposo, su furia rabiosa me pareció exageradísima, ya que el marido se la pasaba en estudios de especialización casi las 24 horas del día, así que el tipo, era un cerebrito al que se le salían las ideas enredadas en un “kiutip” y ella, eso si, ni quien se lo quite, muy bonita, agradable, de sonrisa fácil pero escasa de neuronas y nula de talento.
Claro que me reclamó y me dijo de todo, menos por mi nombre, y le dilucidé que mi declaración no era en su contra, sino a favor de su esposo, pero nunca lo entendió, me quitó el habla y me negó el saludo, pero ese arranque de apasionada ira me sirvió para corroborar lo que siempre había sabido de ella, que era inculta, tonta y muy visceral.
Dirán ustedes, queridos lectores, y este columnista, a dónde nos quiere llevar, pues es que me acordé de ese penoso incidente, porque siempre se dan casos del mismo tipo, pero como yo no vivo en el pasado de imágenes en sepia ni hablando de lo que pudo haber sido y no fue, nada más los llevé de ida y vuelta en un viaje en el tiempo para tener un punto de referencia en el sentido de que algunas mujeres consideran que la inteligencia, la cultura y la información, se pueden llegar a trasfundir vía intramuscular o venosa y que les puede llegar por interpósita persona, pero lamento informarles que no es así, gracias a San Expedito algunos intelectuales corren con mejor suerte y en lugar de esposas molonas, se consiguen secretarias o secretarios que los ayudan a realizar mejor su trabajo de producir ideas.
Ya de regreso al presente, quiero decir que los personajes a lo cuales me refiero; ambos son guapos, él más que su mujer, aunque ella tiene una simpatía a flor de piel, pero él proyecta carisma que no es otra cosa que un calor de los sentidos, lo único malo es que la señora es más ignorante que una campesina y no sabe ni la “O” por lo redondo ni la “ache” por lo mudo y lo peor del asunto es que se le nota la escuela pública, no digo que la Chano Chavarría pero tampoco la Carmen U. de Rendón, así que va por la vida dando declaraciones como las de Fox y su Foxita del alma, no quiero ser malora pero considero que debería de tener un diseñador de imagen pública que le enseñe todo lo que no sabe, porque en algún momento le va a pasar como a la hermana de a mi amiga, que de tanto codearse con un inteligente va a pensar que ella también lo es, y que del resplandor de su marido, le va a tocar un chisguetito de luz, pero de una vez le aviso que eso nunca ocurrirá, a menos que lo que dicen de Pigmalión sea cierto y no un mito creado por ociosos, de lo que casi nunca nos acordamos, tal vez porque no nos conviene, es que el rey de Chipre, además de escultor tenaz tenía trato directo con los Dioses y que al esculpir –dije esculpir- a su mujer perfecta que era una copia fiel y exacta de Afrodita, le pidió a la susodicha divinidad que le diera un soplo de vida a su creación de la cual se había enamorado pero eso sólo ocurre en los cuentos, la realidad es que la linda mujer que si lo es, debería de meterse a una academia de lo que sea, por lo menos para que sepa decir correctamente “haya” y no “haiga” o que al hablar evite las molestas muletillas que le impiden expresarse con claridad, digo, tampoco quiero que se transforme en “My Fair Lady” ni en la ampulosa Odette del Señor Swan aunque esta última era una cortesana que navegaba con bandera de exitosa empresaria –¡ah no! esa es una historia local que luego abordaré-.
Las figuras públicas, como es natural, están en boca de todos y, aunque ellos no quieran, los reflectores están encima de sus personas, así que si su marido va a seguir en la farándula local o va a continuar en la estatal, pues mi mejor consejo es que aprenda a comportarse como Dios manda, además como dice un proverbio árabe: “Nunca digas nada que no sea más bello que el silencio”. Ya dije.

No hay comentarios: