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sábado, 8 de noviembre de 2008

halagos ajenos

A pesar de mi larga trayectoria como cronista social aún me asombran los halagos de propios, extraños y colegas, pero no por ello, voy a lanzar loas al viento, para que luego se derramen sobre mi empoderada personalidad lluvias de pétalos amarillos y después en el fingido arte de la actuación, hacerme el sorprendido de tan coreográfico homenaje, como dicen, le ocurrió a García Márquez ahora que estuvo de visita en nuestro pueblo globero y patriota, claro que a mi no me consta, que no me ha dado por formar parte de los corifeos ni soy integrante de la comparsa cursi de intelectuales cocteleros, pero las lenguas de harto filo, cuentan que fue el propio autor de Cien Años de Soledad quien solicitó a los anfitriones ese chabacano recibimiento como si fuera un Ulises pródigo que cansado de navegar por los siete mares del mundo, retornó a refocilarse de tierno amor en los brazos de sus Penelopes fronterizos.
Siempre lo he dicho, el mejor homenaje de los que escribimos a diario en un periódico, es que nos lean, y a Dios gracias, sin que suene a fanfarrias con trompeta de plástico al estilo Cachirulo, yo cuento con muchos lectores, pero no de ahora sino desde 1986, además poseo el respaldo de los dueños, editores y directores editoriales, pero también con el cariñoso celo guardián de los decanos del oficio y de los compañeros que como yo, hacen entregas cotidianas de sus juicios de valor o información en los diversos medios difusores de noticias.
Quiero agradecer a todos los que se toman el tiempo de mencionarme en sus distintos foros de expresión, de verdad que al hacerlo, sus comentarios me llenan de jubiloso orgullo, pero quisiera que para la otra, digan que merezco una fiesta en el Centro Cultural y que se pongan a deshojar margaritas blancas desde temprano para que junten un buen bonche y que al transitar, como si yo fuera un ectoplasma de don Rafael Tijerina Carranza en su Rolls Royce por la avenida Guerrero, las arrojen al desgaire desde el techo blanco del Hospital san José, pero que no me avise nadie el día en que lo harán para poner cara de octogenario sorprendido por tan inmerecido como inesperado regalo popular por mi talento inefable, nada más no se les ocurra aventarme güevos de ónix o tomates enyesados que si me pegan en la cara les juro por ésta, que les echo al Guampiro Fronterizo ese que dicen se aparece en medio del puente y se madrea a las mujeres antes de desmayarlas a besos, aunque se dice, se rumora y se comenta que al noctámbulo animal ahorita lo tienen en el calabozo estatal texano, pero un día saldrá, así que nadie se confíe.
Ya me voy. Acuérdense de portarse bien toda la semana que apenas empezó ayer, por favor hagan sacrificios, meditaciones profundas y obras pías pero tampoco exageren porque luego ni se disfruta de la vida, ya lo dice el comercial preferido de los alcohólicos: Nada con Exceso, ni siquiera las bondades, porque además ahorita estamos sin obispo y nadie regala las indulgencias en su ausencia, yo como quiera voy a rezar el rosario con letanías y todo, no vaya a ser que me vaya al infierno vestido de Armani. Dios guarde la hora.
P. D: El 19 de este mes, después de una visita de obispo de quince minutos a la parroquia más antigua del pueblo, es decir, del templo del santo Niño de Atocha, el Excmo. Sr. D. Gustavo Rodríguez Vega, ordenado sacerdote en la basílica de la Purísima Concepción en Monterrey, el día 15 de agosto de 1980 de manos del Excmo. Sr. D. José de Jesús Tirado y Pedraza, se dirigirá a la Catedral del Espíritu Santo para asumir su cargo eclesial como el nuevo pastor de la grey católica de nuestra diócesis. Dios lo bendiga don Gustavo.

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