Nunca me ha gustado meterme en líos que no tengo, mucho menos comprar pleitos ajenos, pero este caso que voy a narrar a continuación si vale la pena porque está como extraído del realismo mágico latinoamericano, dicho personaje está capiroteado como un frankenstein monstruoso fabricado con retazos de perfiles sicológicos de Isabel Allende pero con acentos absurdos de feminista acendrada de Angeles Mastreta y con matices de fresa idiota de Guadalupe Loaeza, en suma está como para analizarlo concienzudamente en una mesa de debates o en una plancha de quirófano para practicarle una lobotomía a neurona abierta, si acaso es que tiene alguna dándole vueltas en la pecera cerebral muy aburrida por solitaria.
Alejandra Barrales se ha autonombrado la “Adelita número uno” del movimiento Lópezobradorista y es de las que junto a la “Cheinguan” y la que se tiró al pavimento para taclear un carro y evitar su paso cuando bloquearon la calle principal del senado, defienden a capa y espada el proyecto de nación que encabeza el peje nuestro presidente alterno del México alternativo que despacha, a veces, en el zócalo capitalino y hace fiestecitas populares en el exclusivo salón Reforma que antes se conocía como el Paseo del Emperador, ubicado entre el Ángel de la Independencia y La Diana.
Alejandra no es como Ruth Zavaleta que se deja meter mano por Muriño -eso dijo Andres Manuel- ni como en su tiempo lo fueron Chayo Robles o Amalia García, y mucho menos como Dolores Padierna, La Barrales si es fashion y no se suelta de su bolso negro Channel ni aunque esté arengando a favor de su jefecito que comanda a las brigadistas que lo defienden, si éste fuera un capitulo de un libro de Fernando del Paso se titularía “Noticias del Improperio”.
Las Adelitas de Andrej Manuel tienen un sello distintivo, todas apuestan por lo mismo para subirse al carro de las oportunidades y andar en la punta del grito para emular a la tristemente célebre Martita Sahagún y ahora a su guapa y telenovelera primera dama defeña -que feo gentilicio- Mariagna Pratts o ya de perdis a Chayito Robles que se parecía a la Chorreada de pepe El Toro cuando iba a visitar a la celda a su Ahumada del alma y tanto se la arrimó que se chamuscó todita y para siempre.
Por lo visto, estas Adelitas “nice” no aprenden de su propia historia ni de los errores cometidos, no creo que ninguna de ellas tenga los tamaños para seguir el ejemplo de Juana Belen Gutiérrez la periodista que durante la revolución defendió sus ideales aun a costa de su propia integridad y de su vida, así que no vengan ahora a querer rasgarse las vestiduras para sacar provecho de sus acciones a favor del peje y en contra de México. Cosas veredes Mío Cid. Mientras más alto volamos más nos duele la caída.
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