“He dado instrucciones…” esa frasecita me da urticaria, la
diga quien la diga, me parece una retorcida manera de aventarle una papa
calienta a sus subalternos, entiendo, que los gargantones no se van a manchar
las manos para cargar las cajitas de las despensas que han estado entregando a
los infelices pobladores de la sierra Tarahumara, para hacer esa chamba tienen
a los miembros de nuestro glorioso ejército, que, dicho sea de paso, se
desloman en tareas titánicas que a cualquier otra persona la dejarían sin vigor
ni para levantarse a ir al baño, eso sí se los tengo que reconocer, que cuando
se trata de contingencias son los únicos que sacan la cara por los damnificados
y los ayudan en todo lo necesario, de verdad, me conmueve profundamente el dolor
humano, me hace sentir despreciable, que, yo, sin merecerlo, tengo todo lo que
me hace falta, tampoco quiero derramar lágrimas de cocodrilo, que nunca ha sido
mi estilo, pero la inconmensurable tragedia que están padeciendo las etnias en
Chihuahua me ha partido el corazón, sobre todo, porque sé, que hay tantos
cabrones rateros que tienen más dinero que un bandido, y siguen acumulando
riquezas con tal desvergüenza y cinismo, que todavía andan queriendo llevarse
todo lo que esté al alcance de su codicioso azadón para sus desbordadas arcas,
les juro por ésta (y si es albur), que cuando de plano ya me iba a echar a
patalear en el suelo de pura tristeza, fue cuando el pluto reportero de
Televisa le preguntó a la raramuri… ¿Qué les hace falta? Y la mujer con su
bebito en brazos, le contestó: “Lo que nos falta es que comer”, pero resulta
que la Sedesol había dado de baja a
veinte mil raramuris porque estos buenos para nada de la secretaría de
desarrollo social de la ciudad de México, al percatarse de que no acudían por
su despensita, dedujeron “pos si no van, es que no la necesitan”, y que se las
cancelan, lo que nunca dieron en pensar es que para llegar a la tiendita de
reparto de las pedorras despensas, que traen puro mugrero, tenían que caminar
doce horas de ida y doce horas de vuelta, no sé, perdónenme ustedes, pero eso que
ha dicho el gobernador de tan enorme estado, es lo que siempre ha llenado de
orgullo a la mayoría de los soberbios políticos todopoderosos acerca de los
mexicanos jodidos, que seamos tan chingones y que no nos doblegan ni el hambre,
ni las balas, encima de todo, se burlan con un “no sean exagerados, si todavía
falta un año más de este sexenio”, según cifras de los medios difusores de noticias,
ya se han repartido miles de toneladas de ayuda humanitaria en esa pauperizada
zona, mientras tanto, mientras allá arriba, en esas montañas inhóspitas se
están muriendo de hambre, acá, en el terreno de las ambiciones políticas para
luchar por los que menos tienen, los panistas se están desgreñando entre ellos,
la virtual ganadora de este duro combate por la candidatura presidencial, ha
declarado “si no gano me sumaré al vencedor”, y es que, como la lucha ha sido
con tal encono en el PAN, que a los tres pre candidatos se les ha olvidado que
son hermanos de sangre azul, y miren, ustedes, queridos lectores, que yo sigo a
los tres en Twitter y la que más seguidores tiene es Josefina Vázquez Mota,
además, la mayoría de los tuiteros la respetan, no sólo por ser una dama, sino
porque se le nota su preparación, y a los otros, pues si saben de lo que son
especialistas, pero Chepinita es como más cálida, lo que nadie, ni estos que ya
se van, ni los que vienen, deben olvidar que al llegar a la silla es para
proveernos a los ciudadanos todos de seguridad social y bienestar común, porque
en sus discursos fiambres, los empoderados funcionarios de cualquier rango,
parece que lo que dan fuera una graciosa concesión que proviene de su
generosidad sin litorales, ya déjense de decir tanta tontería y pónganse a
chambear como Dios manda para que los mexicanos, por fin, y de una vez por
todas, vivamos en paz, en santa paz, aunque solo tengamos para sobrevivir, la inédita
esperanza, la bendita esperanza de que hoy, sólo por hoy estamos aquí y que
mañana será otro día. Oremos.
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