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jueves, 9 de febrero de 2012

"Atrás de la raya"


Si como quiera iban a irse todos en bola a apoyar a doña Josefina Vázquez Mota la candidata electa para la presidencia de México, entonces, para que chingaos hicieron tanto borlote en las elecciones internas, ahora resulta, que el equipo de colaboradores de Ernesto Cordero ha sido invitado para treparse al carro de los triunfadores, o sea, que por favor, alguien, si puede, me explique lo que está ocurriendo, porque yo tengo favoriteados muchos tuits publicados por adherentes al “Seis Mill Pesos”, en los que despotricaban en contra de doña Chepinita, y de una… (piiipppp) y una… %$#”!0/ no la bajaban, un día sí, y el otro también, de hecho, Gaby Cuevas, Marianita Gómez del Campo y el mismísimo Javier Lozano, panistas muy destacados, estuvieron a punto de lanzársele directo a la yugular, una que otra vez, a preguntas directas de sus seguidores, la daban por muerta en la contienda, yo entiendo, que en la política, todo se vale, pero que entre los mismos se metan zancadillas, se piquen los ojos, se den pellizcos y mordidas, no debe ser nada bueno para ningún partido político decente, y menos, tratándose del derechoso PAN, que se persinan antes de mentarle la madre a su enemigo, ya que, ante la opinión pública, unos y otros, enseñaron el cobre, porque si son parientes correligionarios de sangre azul, no valían la pena las injurias, eso siempre me ha provocado escozor de algunos políticos, que en lugar de presentar sus cualidades, la táctica para ganar votos, sea la descalificación del adversario, lo evidente, lo que todos pudimos observar con pena ajena, es que, en aras de levantarse con el triunfo para el bien de México y los mexicanos todos, están en la firme convicción de que: “si tengo que llevarme entre las patas, a los miembros de mi familia, si no se quitan de mi camino, me los llevo de encuentro, no importa si es mi hermanita o hermanito, si me está estorbando, le saco todos sus trapitos al sol para que todos se percaten de sus defectos y no lo elijan a él, sino a mí, que soy un ser humano excepcional, o al menos, nadie me ha servido de almohada, ni conoce a mi párroco confesor, ni a mi guía espiritual”, no sé, a lo mejor, es que soy de piel sensible y corazón digno, pero, yo, por menos que eso, le he dejado de hablar a gente para toda la vida, por eso, evito enojarme con alguien, porque soy como un émulo trémulo de La Tucita, si yo me conozco muy bien, eso sí, soy más agradecido que un perro callejero, pero soy muy hijo de la chingada cuando alguien me hace una fregadera, y tarde o temprano, me cobro la afrenta, conste, que ni enemigos tengo, alguno que otro sonzo ladeado, que se ha querido sentir importante, y anda diciendo que me odia por algo que publiqué en éste o en otro periódico, pero a esos culebros, se los lleva el patas de catre antes de la víspera, por cierto, antes de que se me termine el espacio dominical, quiero comentarles que don Felipe Calderón, le advirtió a una profesora “Atrás de la raya que estoy trabajando, por favor”, y esa, es una frase muy ruda para cualquier persona que venciendo su vergüenza para que le den ayuda del programa Oportunidades, se haya apersonado en una reunión pública en la que el presidente Calderón está rodeado de beneficiados del estado mexicano, a los que, con su presencia, les está dando alientos para que sigan soportando la desolación de su miseria, me parece, que es una reacción desproporcionada de su parte, no digo, no, que tendría que haberle dado explicaciones acerca de que el único requisito para ser recipiendario de la caridad gubernamental, era, precisamente, padecer lo mismo que 25 millones de mexicanos, es decir, estar muriéndose de hambre, además, a los que tenía que haber regañado con justa razón, era a los empleados a su cargo, que debieron espulgar el padrón de agraciados, para evitar esos roces del mandatario con el pueblo, que no hay razón que justifique para que, dada su alta investidura, se pusiera al tú por tú, con una compatriota que tiene todo el derecho a recibir de su presidente, al menos, una sonrisa, y no un regaño grabado por las chimiscoleras cámaras del canal de las que enseñan. Ya dije.

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