Se lo comenté a mi hermana Ana Lilia, en Nuevo Laredo, gracias
a la información pertinente y persistente que por años ha proporcionado don Juan
Ernesto Rivera Gómez director de Protección Civil, los ciudadanos de a pie, hemos
adoptado todas las medidas precautorias para evitar quemazones, es cierto, que
ha habido uno que otro connato y varias lumbritas, pero no ha pasado a mayores,
siempre lo he dicho, este hombre, tendría que tener un sueldazo a su disposición,
y, como ahora, que, por fin, el Dr. Joaquín Ceballos Ramírez, se puso de mano
dura y corrió a varios empleado del departamento de cultura, que él tan
buenamente preside, pues, Benjamín, debería de pagarle un poco más a Rivera, ya
que, sin duda, cada vez, que ha ocurrido una contingencia de cualquier tipo, es
el primero que saca la cara para remediar la situación, hace unos días, en
Monterrey, hubo un incendio de tan desproporcionadas dimensiones, que no fueron
más muertos sólo porque Dios es muy grande y en todo está, pero, todo, ocurrió
en cuestión de segundos, yo no soy perito de nada, pero resulta que, estaban
unos trabajadores soldando unos fierros en la parte de arriba de una mueblería,
en eso, que caen unos chispazos de lumbre a un sofá y empezó a arder el mueble,
en cosas de instantes, aquello era la antesala del infierno, para no hacerles
el cuento largo, al poco rato, ya eran
seis muertos, más de 35 personas heridas y 400 evacuadas, como decía mi tía
Remedios, lo material no importa, eso como quiera se repone, pero las víctimas
mortales, que cayeron en el incendio, quien podrá explicarles a sus parientes,
que murieron por una pendejada cometida por unos trabajadores que no tomaron
las medidas adecuadas, además, a los encargados de Protección Civil del estado
de Nuevo León, cómo nunca se les ocurrió apersonarse a supervisar, digo, si
uno, que de repente hace una carne asada en un parque, se da a la tarea de
apagar las brasas ardientes, es el colmo, que siendo la mueblería más
importante del noreste de México, con existencia de puro material inflamable
con oficinas corporativas en el mismo edificio, no les hubieran aconsejado que desalojaran
a los empleados mientras una bola de ineptos chambeaban con lumbre, no suelo
erigirme en ave agorera, pero, eso no hubiese ocurrido en nuestra ciudad, no porque
no haya corrupción, que supongo que la habrá en todos los niveles, pero gracias
a la educación que hemos tomado de la férula de Juan Ernesto y su pléyade de
magníficos colaboradores, ya procedemos de otra manera tratándose del manejo de
sustancias o maniobras riesgosas, en fin, es lamentable que hay ocurrido este
terrible accidente, espero que todos nos cuidemos para que en este tiempo de
frío a nadie se le ocurra andar prendiendo lumbritas y luego meter las bracitas
las casas, no digo, no, que los más pobres, le hagan como mi tía Espiridiona,
que como era judía Cantú, pues era muy coda, y para no quemar mucha leña a la
hora que el frío estaba que pelaba, les daba un pajuelazo de tequila barato o
mezcal don Bucho a sus huercos para que no sintieran tanto frío, por cierto,
hablando de quemazones, el mentado Brujo Mayor, un viejo barbas de chivo, que
sirve para dos cosas, y a veces, ni para eso, ha declarado con bola mágica en
mano, que Enrique Peña Nieto será el presidente de nuestra pauperizada nación,
y yo, que soy escéptico hasta que no se demuestre lo contrario, le habré de
creer, hasta que no vea al copete de merenguero de la Alameda con la banda
tricolor cruzándole el pecho, a mi no me lo crean, pero he leído con profundo
interés el Plus Ultra de don Juan, en el que informa que Benjamín está
considerado uno de los mejores alcaldes del país, la verdad, es que ha hecho
buen trabajo, digo, con el poco dinero que le dejaron Ramón y sus secuaces, le
ha alcanzado para todo, a ver, si de perdido, me manda un calendario de regalo
de navidad, digo, tampoco hay que ser tan codo, aunque dicen los que lo conocen
bien, que nuestro publicitado presidente municipal es más duro que piedra de
machucar muertos, Ramón muy ratero y todo lo que ustedes gusten y manden, pero me
mandó dos plumas Mont Blanc, varios libros y pétalos amarillos de recuerdo de
cuando vino El Gabo a inaugurar la mugrienta Estación Palabra. Ya dije.
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