El crucero Concordia se hundió en el mar ante el azoro de
los testigos, nadie imaginó que podría ocurrir semejante accidente, y no por
qué el barco hubiera tenido mecanismos especiales para evitar un naufragio, ya
que, no se produjo por alguna avería mecánica o desperfecto técnico, sino
porque el siniestro se desencadenó por una torpeza del capitán Francesco
Schettino, quien, para complacer al maitre Antonello Tievoli, que tenía hartas ganas
de acercarse a la costa, giró la orden para que el barcote se arrimara a la
isla de Giglio, no se sabe lo que sucedió, pero los especialistas han asegurado
que fue una maniobra muy peligrosa, a pesar de que la mayoría de las embarcaciones
lo hacen para sonar la sirena y saludar a los habitantes, lo peor del caso es
que según se ha sabido, solamente los integrantes de la tripulación contaban
con salvavidas, lo cual, me parece un crimen de lesa humanidad, y digo, no
habrá alguna autoridad que obligue a los dueños de estos armatostes con
capacidad para miles de tripulantes que tengan lanchas y salvavidas para todos
los de abordo, no de ahora, sino desde siempre, a los dueños y a las
autoridades les ha dado por sentirse dioses, y consideran que sus naves son
insumergibles, como presumía El Titanic en su publicidad de hace cien años, quizás
no sea este el momento adecuado, pero se ahogaron doce personas y hay 24
desaparecidas, así que, ya veo a todos los legisladores desgarrándose las
vestiduras y vistiendo de saco y ceniza como penitencia para crear nuevas leyes
protectoras para los usuarios de estos cruceros de lujo, que, dicho sea de
paso, son un negociazo redondo, que no deja lugar a ningún tipo de pérdida,
porque son autosuficientes en todos los sentidos; tienen miles de empleados a
bordo que igual cocinan, limpian, entretienen y vigilan a los clientes, es
decir, nadie tiene que apearse, tampoco son tan caros los precios de sus
boletos, bueno, hay para todas las clases socioeconómicas, como todo en la
vida, depende del sapo es el sablazo, el zozobrado Concordia tiene una historia
tan rara, casi parecida al emblemático Titanic, precisamente este año se cumple
un centenario de esa famosa tragedia que hasta dio argumento para una película
cuyo protagonista Leonardo Dicaprio saltó a la fama por haberse merendado en el
asiento trasero del coche a la despampanante Kate Winslet, resulta que el
capitán Schettino, está siendo acusado por una juez italiana de homicidio
culposo y abandono de la nave, que esto es más penado entre los marinos de lo
que nos pudiera parecer a los que somos pedestres, en teoría, por ética
profesional, cuando se hunde un barco, o está por hundirse, el último que tiene
que bajar de la nave, es precisamente el capitán, y Pancho Schettino fue el
primero que se bajó para guarecerse en una lancha, lo malo para este medroso
hombre de mar, es que, el Gregorio de Falco comandante de la capitanía de
Liborno, que es el mero fregón por encima de cualquier tripulante del Concordia,
mandó sobrevolar con helicópteros a la guardia costera a su cargo, y se percató
de que Schettino estaba muy cómodo sentado dando órdenes a sus oficiales para
que rescataran a los sobrevivientes en la nave, o sea, este sí, que merece que
lo avienten de nuevo al agua pero infestada de tiburones, lo peor es que este
tal por cual, hijo de su mal dormir, cada vez que le hablaba alguno de sus
superiores para pedirle información acerca de la catástrofe, fingía que estaba
arriba del barco, cuando la realidad es que ya se estaba tomando una margarita
frozen muy quitado de la pena, por supuesto que ya lo tienen bajo arraigo
domiciliario, y hasta donde se ha sabido, lo más probable es que reciba su
justo castigo por haber dejado a su suerte a los aterrorizados pasajeros del
lujoso crucero, en fin, espero que no sean tantos los muertos y que los
desaparecidos, aparezcan ilesos. Oremos.
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