La Telenovela “Una familia con Suerte” está arrasando con el reiting a nivel nacional, y que me perdonen, los dizque intelectuales, que opinan, con tan mal tino, que parte de la programación debería dedicarse a la educación de la gente, me parece una reverenda barrabasada, además, lo dicen, como si de verdad lo creyeran, tal vez, si estuviéramos en los años en color sepia, su intención sería genuina, pero con los tiempos tan aciagos que corren en nuestra golpeada nación, que ni siquiera en las escuelas, propiedad particular de la horrenda máistra Elba Esther y su bola de cómplices lambiscones, se puede decir con rotundidad, que se está bien educando a nuestros niños y jóvenes, así que no me vengan con esa vaina (es palabra venezolana que he aprendido con mis seguidores en Twitter) de que la tele debería tener segmentos exclusivamente para educar.
Los programas televisivos son para divertir y entretener, lo que pasa es que, por muchos años, “los estudiosos” de las ciencias de la comunicación, con teorías tan absurdas como inútiles, se dieron a la tarea de analizar la caja idiota, andando el tiempo, casi todos los detractores de dichos contenidos, se unieron a las cofradías burocráticas que tanto detestaban, otros, se los puede ver en los distintos medios difusores de noticias, pero ninguno de ellos, se ha quejado de su actual estatus, las generaciones que los sucedieron, es decir, los alumnos a los que a fuerza, les infundieron las malas ideas, ahora son los críticos que presumen de gran sabiduría, son los que con encono reprueban lo que se transmite por la “fábrica de sueños” como lo bautizó cursilonamente Emilio Azcárraga Jean, yo siempre he considerado, que para educar están las escuelas y para ofrecer cultura, las instancias adecuadas para tal efecto, a mi que no me vengan con esas mamarrachadas de que hay cierta obligación de los productores de los medios masivos para proporcionar matices que ayuden a la edificación sensible de los espíritus de los mexicanos.
Gracias al Dios de Israel, que jamás di por sentado, que todo lo que me decían los profesores, era la verdad neta, desde jovencito, tuve criterio propio, así que siempre dudé de lo que decían Riley and Riley, Schram, Eco y los demás intelectuales dogmáticos, que, espulgando en los mensajes connotativos y esas chimistretas, sacaban unos análisis bien pomposos, pero que nunca entendí cual era su utilidad real, ni modo que los dueños de la industria, les hicieran caso a sus sesudos estudios, de hecho, para lo único que han servido tales investigaciones, ha sido precisamente para lo contrario, en fin, que tampoco quiero ponerme serio en esas cosas, mejor les diré, asiduos fans, que he estado asomándome a la telenovela de las ocho de la noche, y es una comedia en tono de farsa, que me ha sorprendido gratamente, Arath de la Torre encabeza el reparto, lo acompañan Luz Elena González, Mayrín Villanueva, Daniela Castro, quien, por cierto, está bordando un papel de una señora de esas que hablan bien mamón, claro que exagera la nota, copiándole los acentos, los matices, los remates y las joterías a los hacedores de las modas en las diversas áreas de embellecimiento de las mujeres y alguno que otro hometrosexual, se trata de una historia simple, una distinguida señora de nombre Fernanda –Alicia “La Pipa” Rodríguez--, quesque según el guión, es una de las mujeres más ricas del país, dueña de la compañía de cosméticos Avon, luego de que, Pancho López –Arath—le salvara la vida, lo nombró presidente de sus empresas, lo demás, son puros enredos, entre ricos de alto pedorrraje y pobres muy nacos, realmente vale la pena, que de vez en cuando, le echen una ojeada en el canal de la estrellas, pero, a veces, me he puesto a pensar, si no será una cortina de humo, de don Felipe Calderón para que los ciudadanos decentes, nos interesemos más, en las vidas de Los López, que en las pendejadas de Ernesto “La Bartola” Cordero y su gabinete de tan ilustres panistas, que siguen pintaditos de azul como una ojera de mujer. Ya dije.
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