La película “Presunto Culpable”, es, como dicen, los redactores ñoños, nada más “la punta del iceberg”, por esa razón me asombra y alarma, que dicho documental haya calado tanto en el ánimo de la ciudadanía, si esas prácticas de justicia a la mexicana, son tan viejas que existen documentos que así lo comprueban, de hecho, en nuestro país, hay personas que están presas por haberse robado un kilo de tortillas en una tienda de autoservicio, pero como no tienen dinero para pagar la fianza, pues se quedan encerradas seis meses, no digo, no, que no reciban su merecido castigo, solamente sugiero que les otorguen la gracia de pagar lo robado y los dejen irse para sus casas, porque eso, de que se les encierre por un delito de poca monta, se me hace, como un exceso de fuerza de parte del corrupto sistema mexicano de justicia.
Conste que no estoy en defensa de los ladrones, sino sólo de aquellos, que se roban una pendejada, cuyo castigo tendría que ser acorde a su delito, además, saldría más barato dejarlos que sigan su camino, a tener que mantenerlos cautivos en una celda, y lo digo, en relación a lo que se gasta el gobierno en la operación de los reclusorios, lo peor del caso, es que, a los que deberían de tener bajo siete llaves y perros lebreles, los dejan salir cuando a los malandrines se les hinchan las ganas, es decir, si de lo que se trata es de completar la cuota delincuencial en las cárceles, pues deberían de ir pensando en confinar en las ergástulas a tanto cabrón fraudulento que estafa a tanta gente, pero como estos infames, si tienen suficientes recursos económicos para pagar buenos abogados, que gestionan amparos y se valen de cualquier triquiñuela legal para salirse con la suya.
Mi tío Zenón Gelipe, decía: “Más vale conocer al juez que todas las leyes” y es que, los criterios de nuestros procuradores de justicia, no son tan imparciales, como parece, conste que no lo digo para difamar a los funcionarios, líbreme Dios de semejante desacato a la autoridad, pero dadas las circunstancias imperantes en nuestro México, en que los delincuentes de cuello blanco andan tan tranquilos, y por cínicos, con la frente en alto, paseándose en los alcurniosos salones, lo peor no es que sigan libres, sino que, al parecer, nadie piensa mover un dedo para legislar en contra de esos que se roban millones de pesos, los altos magistrados de la nación están tan ensimismados confeccionando leyes para castigar a los raterillos, a los bolseadores de borrachos, a las pirujillas callejeras, a los puesteros que venden tacos de guaguacoa, que no tienen tiempo, para ocuparse en esas minucias leguleyas, prefieren, como Penélope, tejer una colchotota, para taparse todos y que nadie descubra sus artimañas,
Es más conveniente para todos, atrapar al marihuanillo esquinero y presentarlo ante la barandilla como el gran traficante, además, con la anuencia de casi todos los periódicos, que presentan al presunto culpable, en letras bien rojas, erigiéndose en Ministerios Públicos, Jueces, Fiscales y todo lo demás, ya que hablo de ese asunto, un día, a un pariente, por error, lo pusieron preso, y yo pedí de favor que no lo incluyeran en la galería de malandrines, claro que nadie escuchó mi petición, de hecho la nota fue la de ocho columnas con una foto roba plana, no dije nada, siempre he considerado que juego que tiene desquite ni quien se pique y dándole vuelta a la página, lo dejé pasar como una efeméride incómoda, andando el tiempo, la misma persona que desoyó mi súplica, me habló para rogarme, y viendo mi renuencia a aceptar, entonces me amenazó, con tan poca fuerza, que me carcajeé en el auricular del teléfono, naturalmente que pasé la nota, no conforme con eso, hice varias columnas del evento trágico familiar, conste que no soy vengativo, pero con los villanos, es mejor hacer caso a la Ley del Talión, que quedarse inerme ante los ataques cobardes.
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