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martes, 15 de marzo de 2011

Japón

Siempre he tomado mucho café, a veces, puedo beberme de un solo jalón dos jarras grandes, es decir, el equivalente a dos litros, que en porciones dan como resultado ocho tazas medianas, el periodista don Luis G. Olloqui, me decía: “ya no tome tanto café Fernando, se va a volver un viejillo mión como yo”, claro que nunca he hecho caso a todos los consejos que me han dado, si para mí, es un verdadero deleite, echarme entre pecho, bofe y espalda, ese brebaje oscuro, espeso y misterioso, es más, aunque suene a comercial de Nescafé, no me despierto del todo, hasta que no me tomo el primer cafecito, lo que siempre me ha parecido extraño, es que haya algunas religiones que lo prohíban ya que lo consideran un pecado.

El lunes me despertó el aroma a café, y eso que, me amaneció al mediodía, pero francamente ni por enterado me di de la hora, solamente que tenía que pararme para hacer una oración por la gente de Japón que lo está pasando muy mal, van a decir ustedes que soy de al tiro muy insensible, porque no he comentado nada acerca del fatídico terremoto que azotó esa nación, pero la verdad, es que tengo tanta pena por el sufrimiento de tantos seres humanos, que he llorado en silencio, además no se me antoja describir la devastación, que de ese tema ya se ocuparán otros, lo que sí quiero pedirles, queridos lectores, es que, si tienen tiempo, eleven una plegaria, para que Dios ayude a nuestros hermanos en desgracia.

Yo estaba de guardia en Twitter y me enteré en punto de la hora en qué sucedió, así que empecé a monitorear desde esta red social, lo que se antojaba sería una hecatombe nunca antes vista, por supuesto que, los vínculos para diversas televisoras, periódicos digitales y usuarios comunes y corrientes, empezaron a circular por cientos, luego por miles, las noticias eran totalmente desalentadoras, ahora se sabe que han sido miles de muertos a causa del tsunami, pero hay un peligro nuclear en ciernes que está incubando una tragedia de proporciones gigantescas, y es que, los generadores de energía eléctrica están fuera de control, además, con palabrejas que no entiendo, los expertos, han dicho que uno de los reactores está despidiendo radiaciones peligrosas, en fin, por el lado que se le vea, Japón lo está pasando mal, lo peor no sería eso, sino que tampoco está en su mejor época económica, así que necesitará del apoyo de la comunidad internacional, para poder levantarse desde los escombros, lo más raro de todo esto, es que el movimiento telúrico no causó tantos destrozos como el maremoto que materialmente se llevó todo lo que encontró a su paso, y ni para que me tome el tiempo de describirlo, si dichas tomas televisivas espeluznantes, ya han dado la vuelta al mundo.

Lo que me ha llamado poderosamente la atención, es que no he visto escenas de muertos, ni de llantos compulsivos, las autoridades de Japón se han cuidado muy bien para que esas imágenes no sean captadas por ninguna cámara extranjera, tal vez por esa razón, la televisora nacional, se ha dedicado a cubrir los hechos, pero sin alardear de amarillismo, tal vez, porque si mostraran su descarnado dolor, sería una forma de exhibir su luto de una manera impúdica, y ellos que son muy reservados, no están dispuestos a que se vulnere el velo de su intimidad, dicen los expertos que lo que se espera puede ser peor que todo, ya que las plantas nucleares están al punto del colapso, incluso el gobierno nipón, está ordenando evacuaciones masivas ante el riesgo de una nube radiactiva, en fin, deseo de todo corazón, que el daño sea el menor posible, que Dios ayude a los japoneses, que nos les queda de otra más que hacer uso de su fuerza espiritual y superar esta tragedia que los lacera y que ha conmovido al mundo entero. Oremos.

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