Mi tía Pomposa anda en los preparativos para la noche mexicana, lo malo es que nos pide coperacha a todos, claro que como yo soy medio codo, pues me hago wei a la hora en que veo pasar la canasta de la colecta, y es que, tampoco crean, queridos lectores, que mi sacrosanta parienta, pide diez pesos para comprar los ingredientes de los tamales y el champurrado, ella quiere de 50 pesos pa’rriba, y digo, uno no es rico para andar soltando semejante cantidad de dinero a la primera de cambios, la que la ayuda en todo eso de la comida, es mi tía Carmela, a la que sus nietos le dicen Mamá Mela, porque tiene manos de sabrosura, no que la organizadora de la pachanga, cocina bien feo, el mole parece caldo de res, el chicharrón tiene tipo de mole, la carne deshebrada con chile colorado sabe como a chile relleno y los frijoles refritos a comida para perro, lo bueno de celebrar las fiestas patrias en mi terruño, es que aquí si como de todo y bien rico, no que en el D.F son puras yerbas sazonadas y fritangas grasosas, además, los tamales ni carne tienen, son como de puro color, o verdes o rojos, pero sin nada adentro, en cambio, aquí, tienen harta carnita y poca masa, por lo menos en mi casa, que no es la suya, pero se las ofrezco de todo corazón, no de balde tenemos tantos años de conocernos, pero les aviso que si quieren venir, tienen que caerse con los 50 pesos, porque mi tía es un cadillo en medio de las nalgas para cobrar lo que se le debe, esta si podría trabajar de abonera de la casa Támez y nadie se le iría del pueblo sin pagarle, es más terca que un borracho tratando de sacar a bailar a una muchacha bonita, claro que con la cooperación tienen derecho a comerse tres tamales variaditos, un jarrito de champurrado y toda el agua de la llave que quieran, ya si quieren tomar algo que raspe, pues, o lo traen del depósito o se quedan con las jetas blancas del antojo, bueno, también hay otra opción, y es que mi tío Zenaido que es más pedote que una piruja vieja, pone a enfriar dos baños con hartas coronitas, compra varias botellas de tequila de dudosa procedencia, el año pasado, por andar tomando cocteles hechos con ese mismo alcohol, mi primo Epifanio casi se queda ciego, también es que se bebió él solo dos botellas, quedó bien baboso tirado entre las cadenas tricolores de papel de china y los bigotes postizos que ya estaban en el suelo.
El Grito lo vamos a dar aquí en la placita Miada, bueno, si no llueve, porque con eso de que ha estado chipi chipi toda la semana, no vaya a ser la de malas y se nos venga un chaparrón, como el día de mi cumpleaños, que hay venimos todos a la carrera a meternos a la casa, porque en pleno mayo diluvió como si se fuera a caer el cielo, espero que esta vez no ocurra lo mismo, lo bueno, es que ya compramos hartos cuetes, para tronarlos a la mera hora de que estemos con los Viva México, claro que no se los vamos a dejar a cuidar a mi prima Robustiana que es media piromaniaca, no vaya a ser la de malas que los prenda antes de tiempo, luego nos quedaríamos con las ganas de lanzarlos desde las palapitas hasta la papelería Villasana, en fin, que ya estamos en la víspera, o como dicen los mamones, en la cuenta regresiva para celebrar el Bicementerio 2010, no sé si el ayuntamiento local hará verbena, supongo que sí, pero para los que no alcancen lugar allá, pues les sugiero que se vengan p’acá, nomás es cosa de soltar los 50 pesos con mi tía Pomposa para que tengan derecho a las ricas viandas que mis parientes ofrecerán esa patriótica noche, el que arengará a la multitud será mi tío abuelo Sixto que le encanta declamar la suave patria, aunque ya la tiene que leer porque de repente se le va el avión y recita el cielito lindo a ritmo de reguetón, pues ahora nada más resta esperar a que llegue el miércoles para cobrar quincena y tener dinerito para festejar como Dios manda una fecha tan señalada, y por favor a tomar precauciones, sobre todo con los huercos que son bien alcanzados. Ya dije.
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