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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Borrachazo en el Metro

Cuando me enteré de la noticia, pensé para mis adentros, nomás no muy profundos, no me fuera a zambullir demasiado fuerte, que si hubiera ido trepado en el metro como acostumbraba, si me hubiera bajado por esa puerta que desembocaba a las vías electromagnéticas, y para esta hora, estaría escribiendo mi ectoplasma y no yo, claro que eso es en el sentido meramente hipotético, la verdad nunca me ocurrió un accidente fuera de lo normal en dicho transporte colectivo, cuando digo “normal” ya saben ustedes a lo que me refiero; pisotones, agarrones, manoseadas y empujones, que eso es el pan de cada día en cualquier línea a la que uno se suba, y peor se pone la situación en las horas pico, es decir, muy temprano por la mañana, en la tarde-noche y después de las nueve, lo que pasa es que en el D. F las distancias son muy largas, casi insalvables en cualquier otro medio de transporte, los que van en carro, pues se las tienen que ingeniar para no aburrirse y de plano dejar el vehículo tirado a medio camino, porque las travesías no son tan largas como el viacrucis que tienen que sufrir por el tráfico infame que padece la ciudad más grande del planeta, ya que ni con los segundos pisos, y si hicieran terceros tampoco harían una gran diferencia, mientras haya quienes tengan para comprar coche, lo harán, prefieren quedarse atorados en una calle, que subirse a los peseros o al metro, y francamente eso de que el gobierno del Distrito Federal le meta tanto dinero a las rutas de vialidad, desviando importantes sumas, que bien podrían servir para la educación o para la atención médica de sus ciudadanos, se dedican a hacer calles, más calles, y otras calles, los que saben de esto de la polaca la mexicana, de seguro dirían que son obras de relumbrón, podría considerarse un crimen de lesa humanidad, pero ni me van a creer si les digo, queridos lectores, que la presente Guillotina, la empecé con la idea inicial de comentarles que un conductor del tren, iba manejando bien pedote, imagínense que cuando los policías bancarios lo detuvieron, el pendejete les dio las gracias, porque pensaba que lo estaban invitando a seguirla a otra parte, el nombre es lo de menos, lo que realmente es digno de provocar indignación, es que teniendo como tienen, tantas cámaras de vigilancia, incluso dentro de la cabina, nunca se hayan dado cuenta de que andaba bien borracho, además, no iba solo, sino que su compadre iba brindando a su salud con las tecates, nada más les faltó el limoncito y la sal, eso sí, eran laits, por aquello de que no se fueran a poner muy embarados, faltaba más, faltaba menos.
"Durante este incidente no se reportaron personas accidentadas, sólo el desconcierto y molestia de varios usuarios, quienes solicitaron apoyo a elementos de la policía", señalaron los funcionarios del Metro en un comunicado.
El conductor, que según testigos citados por la prensa hablaba en forma incoherente y no se podía sostener en pie, fue puesto a las órdenes de un juzgado que deberá definir si le imputa algún delito o una falta administrativa.
"Si advertimos algún tipo de irregularidad, que caiga en el marco de la ley penal vamos a actuar contra él", dijo a periodistas el titular de la fiscalía de la capital mexicana Miguel Ángel Mancera, pero si a éste nada más le suenan los metales y hace aparecer culpable hasta a Pepe El Toro, y ya se sabe, que el personaje interpretado por Pedro Infante era un alma de Dios, el verdadero matón de la agiotista, fue el émulo del capitán Garfio, a quien por cierto no asesinaron en una trifulca como suelen contarlo, sino que murió porque se rascó los webos, okei, ya sé que ese chiste es muy malo, pero no hallaba donde acomodarlo, en fin, que eso sólo puede suceder en la ciudad de México, y aunque parezca increíble, de seguro, al susodicho no le levantarán cargos, incluso, a esta hora ya ha de estar dormido a pierna suelta en su casa, listo para la otra borrachera. Cosas Veredes Mío Cid.

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