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martes, 21 de abril de 2015

EPN y la reina Isabel


Les dice algo, el nombre de Ana Allen, a mi tampoco, pero esta incipiente actriz española, se inventó una vida glamurosa rodeada de estrellas de Hollywood y disfrutando con ellos de los grandes eventos como una más de los suyos, supongo, que nunca le cayeron en la mentira, porque sencillamente a nadie le interesó su vida, es decir, si hubiera sido una artista destacada entre las demás, por su belleza, talento o gallardía, otra hubiera sido la historia, ya se sabe, que en la madre patria, la literatura melcochosa y el periodismo rosa, es lo que vende ejemplares en los quioscos, yo, me enteré, a través de Twitter, y es que esta red social es tan global, que lo que sucede en España, en Japón y hasta en Australia, repercute inmediatamente a nivel planetario, claro que no me pareció interesante pero me ganó el morbo, y es que imposturas de gente así, se dan en todos lados, pobres que se dan aires de grandeza entre los nuevos ricos que lo único que tienen es dinero, son el pan nuestro de cada día, o los incultos a los que se les nota que no han leído un libro en su vida, pero se dan aires de intelectualidá que no poseen, y como los otros, a los que tratan de impresionar, han leído menos, pues se las creen, este no es el único caso que se ha dado de gente que se inventa una vida para sorprender a los demás tratando de sacar algún provecho, se acuerdan de la princesa Anastasia hija del zar Nicolás II y la zarina Alejandra Fiodorovna, pues, Anna Anderson es la gran impostora en toda la historia de la humanidad, mentira que sostuvo hasta su muerte, ya que, ni siquiera era rusa, sino polaca y no se llamaba Anna, tenía un nombre impronunciable y un apellido ininteligible, a Anna la española, le siguen sacando más mentiras, solamente que esa actricita, es tan inocua y opaca, que podría estarse toda la vida inventando cuentos y contando historias distintas para impresionar a sus compañeros y a los periodistas que ni siquiera le ponen la menor atención, a lo mejor, como decía mamá... "La juzgan loca para no volverse locos como ella", que perdone mi osadía, don Enrique Peña Nieto, pero eso que acaba de decir en Inglaterra, es una diplomática mentira, y es que, al presidente de la nación, se le ocurrió subrayar en un discurso que los mexicanos tenemos un especial sentimiento, afecto y gratitud hacia la reina Isabel II. Y francamente, no todos, yo no siento nada por ella, la veo y pienso que es la viejita que aparece en la portada de la envoltura del chocolate Abuelita, pero de ahí en fuera, no me provoca ninguna otra emoción, el que se me figura que de repente va a sacar una caguama para acompañar la cena, es el presidente del Senado, don Miguel Barboza, que también anda en esos reinos lejanos, y digo, no que yo sea un príncipe árabe, pero no tengo pinta de que me acaban de cerrar la pulquería, lo digo con todo respeto, don Enrique no tenía por qué lanzarle serpentinas verbales en loas y ditirambos a SGM Chabela Primera, además, es una mujer tan empoderada que no los necesita, ni de él, ni de nadie, ha convivido con los grandes estadistas de la historia de la humanidad, también se ha tuteado con los personajes más célebres de cada época y de todas las épocas, se le han rendido a sus pies, reyes, emperadores y sultanes, a sus 88 años de edad, todavía le falta un largo camino por recorrer, acuérdense, queridos lectores, que la reina madre, murió a los 101 años y muy giriolita, en fin, que los Peña en el castillo de Buckingham se ven muy guapos todos, aunque los memes en Twitter sean en el sentido de que Enrique Peña Nieto y su numerosa prole son nacos afrentosos como los Beverly de Peralvillo, la realidad, es que, no han deslucido para nada, aunque México no sea bien visto en ningún lado y siga siendo un país del inframundo. P.D: Ruego a santa Martha Acatlita que a la hora de los sagrados alimentos, don Miguel Barboza no se le haya ocurrido pedirle un chilito de amor al mayordomo de la reina. 

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