De verdad, queridos lectores, ya no sé ni qué tema abordar en mi columna,  y es que, si hablo de uno, se enoja el otro y si no hablo de nadie, o sea si no le envío mi columna, se enoja mi editor en jefe, porque Carlo Cantú, es el que siempre la lleva, antes, cuando empecé a pergeñar, es decir, escribir de manera chambona, sin tener idea de los verbos ni de los adverbios y mucho menos de la prosodia ni de la sintaxis, no tenía ningún problema, pero ahora, como toco los temas de la vida nacional y local, cuando no le duele a uno, le duele al otro, lo que estos malos políticos no han comprendido a cabalidad, es que, cuando un periodista, hasta los muy chafas, esos que no han leído la retórica de Platón y ni siquiera el Libro Vaquero, hablan de su desempeño al cargo de algún puesto chiquito o grandote en cualquier dependencia oficial u oficiosa, no se refieren a su vida personal, sino de su vida íntima o familiar, nada de lo que un profesional de la información pueda escribir con toda autoridad, a menos de que esa relación altere el desarrollo de la vida comunitaria, y miren, por qué razón se los digo, resulta que los del club de la mano amiga, andan diciendo una sarta de pendejadas que si Ramón Garza Barrios está detrás de la campaña de Canturosas o que si otros ex priistas lo están apoyando, la realidad es otra muy distinta, se lo dije a un compadre muy cercano, todos esos habladores andan ardidos porque saben que #CCR tiene el triunfo en la mano, que hagan lo que hagan no podrán detenerlo en su carrera hacia la silla de la alcaldía, podrán inventarle cualquier infundio, pero la gente ya está muy harta de esta situación y dicen que en manos de los pendejos ni la pólvora arde, estos trescolores se creen que pueden seguir con el engaño para siempre, en fin, que nunca mejor dicho que eso de “en la guerra y en el amor todo se vale”, solamente que hay contendientes que dan muchos golpes bajos y tienen bajo su servicio a una bola de periodistas malandrines a sueldo, al rato se sabrá la verdad de todo esta faramalla mediática, pero alguna vez me confió Mauricio González de la Garza, “al rato te inventarán que eres satánico o que eres un plagiario de textos ajenos, pero que nada te importe ni te detenga; eso es pura envidia”, ahora más que nunca me doy cuenta de que mi querido amigo y paisano tenía toda la razón, que no hay nada más aniquilador que la envidia, además, yo publico en varios sitios de la web, no nada más en este periódico que leen, así que, tengo un radio de acción más amplio, y bueno, al parecer se nos vino encima el buen clima, sobretodo el domingo que me fui a las zoqueteadas después de haber bautizado a Rosa Guadalupe Leos hijita de mis estimados amigos y ahora compadres Gerardo Leos Alonso y Amabely Vázquez de Leos, la ceremonia tuvo lugar en la capillita alterna de la catedral del Espíritu Santo, pero de esa fiesta hablaré en la columna de mañana, nomás pa’que vean, queridos lectores, que no soy tan villano como me andan achacando, todavía hay buena gente que confía en mi persona, de lo que todo mundo está hablando es de la actitud sencilla de Barack Obama que a su paso por México anduvo saludando hasta a los de limpieza de Los Vimos, eso se llama tener sensibilidad política, por esa razón, este hombre negro ha conquistado el mundo, porque trepado en las nubes del poder planetario no se ha mareado como otros que se suben a un ladrillo municipal y se marean, en fin, que de todo hay en la viña del Señor y como dijo mi tía abuela Ponciana, solitos bajan al agua, y ahí, uno les puede dar un mazaso en la cabeza como a los marranos para que se mueran más rápido. Ya dije.

< a t د �� todos los días. P.D Hoy es mi cumpleaños y haré mole para mis amigos; todos están invitados, menos mi tía Pomposa que nunca me trae regalo y se come dos platillos. Ya dije.

enci� [ l �� x� enredado en los ecos de las voces de los niños, la lluvia sorprendida al chirriar en el pavimento de las calles de Laredo, pero a todo eso he renunciado, a todo, para trabajar a favor del cambio de mi querido pueblo, y seguro estoy, que nos espera un nuevo destino atisbando en el horizonte.