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viernes, 16 de diciembre de 2011

Víctor Manuel Tovar Alonso


Mi hermano Víctor Manuel Tovar Alonso ha sido deportista desde muy jovencito, y para demostrar que, los donadores de un riñón, pueden llevar una vida plena, ha seguido con sus arduos entrenamientos en el club atlético parque Mendoza, es maratonista y ha llevado una vida tan sana, que no aparenta la edad que tiene, no digo, no, que parezca de veinte, pero sí se lo ve con mayor vigor que otros de su edad, además, no consume coca cola, no pistea ningún derivado de alcohol y come frugalmente, como muestra de su capacidad física, viajó a la regia ciudad reynera para participar en la sexta edición del Maratón Powerade Monterrey, la noche anterior a su partida, me confió que su único deseo era terminar la carrera, “aunque sea caminando”, pues, quiero anunciar con fanfarrias, que no sólo concluyó exitosamente dicha justa deportiva, sino que, además, sin evidentes muestras de cansancio, los números son muy fríos, pero describen con mayor precisión el entusiasmo de los que se registraron, participaron 3 mil 108 corredores y cruzaron la meta 2 mil 988, por cierto, los organizadores, que en este caso, fueron la empresa ARCA como principal patrocinador y la Asociación de Clubes de Corredores del estado de Nuevo León, A. C, decidieron que solamente se les entregaría medalla a los que terminaran los 42 kilómetros, lo que, a mí, que me levanto con la fresca de las tres de la tarde, me parece un crimen de lesa humanidad, es que, hayan obligado a los deportistas a levantarse tan temprano, y miren ustedes, asiduos fans, que entiendo perfectamente, que los corredores, madrugan para salir de sus casas antes de que salga el sol, pero, ese día, en toda la comarca, estaba cayendo un monótono chipi chipi, de esa pertinaz lluvia que se le llama “mojapendejos”, o “La Llovizna” como los maloras le decían en el barrio a mi prima Robustiana, porque si mojaba pero no apretaba, la brisita no hubiese sido gran problema, ya que, aunque fastidiosa, de cualquier modo de un manotazo se hubiera eliminado de la cara, el reto a vencer, era el frío de ocho grados, y como dicen los mamones meteorólogos “la sensación térmica” era de cuatro sobre cero, luego, que todos los participantes andaban casi en paños menores, o como me decía mi abuelita: “hace frío, huerco, no te salgas en “puro cuerpecito”, pues estos pobres cristianos, con esos chiquichores que se ponen, que son como taparrabos de apaches, traían todo al aire, con decirles, queridos lectores, que varios de los ahí presentes, se quedaron enteleridos del fríazo que hacía, no sé, supongo que a causa de los reglamentos, no les han de haber podido dar un champurradito o una maicena de vainilla, pero si los directivos de estos eventos, saben, que el 80 por ciento de los participantes, no son deportistas de alto rendimiento, que no por menospreciar su esfuerzo, pero ya se sabe de antemano, que lo que importa no es ganar sino competir, el amplio rango de categorías, empezó desde los 18 y hasta los 70 o más, yo, que ya no me cuezo ni en olla tamalera, no hubiera podido entrar en ningún casillero, y no porque tenga más de 80, que a esa edad, no llegaré ni de chiste, sino porque nunca, en mi vida, he caminado más de cien metros seguidos, por supuesto que no daré la lista de los ganadores, si tampoco soy reportero de deportes, y realmente considero que a nadie del globero pueblo le ha de interesar, para ese tipo de información, está la página del Maratón trepada en la red, en fin, que Víctor, el héroe de nuestra familia, una vez más, gracias a su denodada constancia, a su constante perseverancia, a su perseverante terquedad, se trajo su medalla, que para él es un logro más, y para nosotros, los suyos, es una proeza equiparable a la de Prometeo, que si ese titán subió a la montaña para apoderarse del fuego, mi carnalito corrió para llenarse de gloria, como cuando, amoroso y desprendido, le regaló un riñón a Ana para que siguiera reinando entre los Tovar que la adoramos como se venera a Dios en el altar. Felicidades, hermano, nos haces sentirnos orgullosos de ti. Ya dije. 

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