En estos días pasados por agua, me he hecho a la idea de que
tengo que escaparme cuanto antes del globero pueblo, y no para siempre, no se
vayan a asustar, queridos lectores, y es que, me empuja una fuerza misteriosa a
salirme de este enrarecido ambiente que se respira en nuestra ciudad, no sé, a
lo mejor son mis ojos los que lo ven de tal manera, pero aquí la vida se ha
paralizado, como en esas imágenes de televisión en las que el caprichoso dedo
del productor le pone pausa a determinada escena, ni siquiera, puedo decir que
sea por la apocalíptica galopante miseria, ni por la inseguridad, sino por una
especie de sopor generalizado, es como si de pronto, todo mundo hubiera
decidido quedarse cruzado de brazos sin hacer nada más que el mínimo esfuerzo,
tal vez me ausente sólo unas cuantas semanas, quiero irme a un pueblo tranquilo
en donde me entere de los chismes de las señoras ociosas, de ver quien le pone
los cuernos al otro, quiero el nombre de la víctima y del victimario, necesito
nutrirme de los rumores, que no son otra cosa que infundios contados de tal
manera, que son, como esas bolas trashumantes que al pasar por el monte pelón
van recogiendo de manera paulatina, ramitas, esporas, yerbas, así son los
rumores, conforme van pasando, se les trepan palabras que describen y matizan
una situación que nunca ocurrió, los rumores son tan ricos en anécdotas que,
gracias a esos buscapiés, me he enterado de cosas que ni yo mismo sabía que las
había hecho, ahora no, pero antes, muy antes, era el rey del chisme, del morbo
y de la intriga, muchas gentes le temían a mi lengua de doble filo, digo,
tampoco era tan terrible, pero estando en un pueblo de cabrones hipócritas y
pirujas redomadas, conste que no estoy generalizando, que esos a los que me
refiero son un bonchecito, el resto, todos, o casi todos, son honorables
personas de decencia comprobada, y a eso me iré, a buscar un poco de ruido existencial,
de historias de enredos, de contubernios, de complicidades, que ya me cansé de
lo mismo todos los días, por cierto, acabo de instalar el nuevo programa de mi
blog, en el que tengo un botoncito al que le pico para que me dé la cifra
exacta de lectores de cada artículo, y les aviso, con orgullo que aunque
parezca inaudito, hay columnas que tienen 1200 lecturas, o sea, que si, entre
que en unas se asoman 600 personas y en otras, 800, o en unas muy viejas, le han
dado click solamente 200, y si le echo cuentas, que ya he subido más de 1100
artículos variaditos, son chingos de lectores cautivos, y conste que no me
ufano ni me afano, pero algo bueno han de tener estas Guillotinas, que me
siguen tantas personas alrededor del planeta, ojalá que alguno de ustedes,
asiduos fans, me ayude a hacer el conteo exacto, fue gracias a David Dorantes
Soriano, mi director editorial, que tuve mi blog mundial, y es que, yo, por mi
avanzada edad, en este medio periodístico en el que empecé siendo un
“tundeteclas”, es decir, que, literalmente, le daba madrazos a una máquina de
escribir, me quedé estacionado en una página del pasado, por tanto, obsoleto en
los avances electrónicos, por cierto, cambiando de tema, el que ya dictó su
primer informe, fue nuestro publicitado alcalde Benjamín Galván, pero como ya
no me queda mucho espacio en la presente, les prometo que para la columna del
sábado, si Dios no dispone otra cosa, les daré a conocer los detalles de la
ceremonia, a la que no fui requerido, y conste, que siendo el columnista más
leído de ambos Laredos y la región, es una intolerable falta de respeto de
parte del encargado de Comunicación Social del ayuntamiento, y no a mi persona,
que yo soy el que menos importa, pero si es una altanera grosería para mis
lectores que suman varios miles, en fin, que como quiera sé todo lo que pasó en
esa sala, el club de la mano amiga, siempre me mantiene informado de cuanto
ocurre en esos corredores palaciegos en donde el morbo, el chisme y la intriga
son el pan nuestro de cada día. Ya dije.
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