En este nauseabundo país de periodistas lambiscones
necesitamos con urgencia a más Sanjuanas Martínez, destacada investigadora que
ha hecho del oficio, una forma de vivir con la frente en alto, sin necesidad de
recibir sobrecitos blancos con cincuenta pesos y un vale de gasolina, lo juro
por ésta (y si es albur), que, cuando leo trabajos tan bien hechos como los de
la mencionada escritora, me dan ganas de tirar mi computadora Olivetti a la
basura, de verdad lo digo, sin que me quede nada en mi ronco pecho, pa’que chingaos
me sirve la vida si desperdicio mi tiempo y mi esfuerzo en pendejadas como esta
columna que sirve para dos cosas, yo sé, queridos lectores, que ustedes me
quieren bien, que me comprenden, que siempre han estado conmigo en las buenas y
en las malas, incluso cuando El Betote intrigó en mi contra con Marco y
Rosalinda Villarreal, para que me corrieran de El Diario, pero el tiempo me
daría la razón, ya que, dos semanas después, sin decir agua va, el periodista
chaquetero, chismoso, enredoso y rufián, salió del periódico para trabajar en
el ayuntamiento, pero no le guardo rencor, si le tuviera coraje, me bastaría una
llamada telefónica para hacerlo a un lado de un manotazo, un día, El Borrado,
si, ese que ustedes se imaginan, me urgió a que le diera el nombre del cabrón
que me había hecho daño, como Simón Pedro negué el hecho, total, reflexioné,
que peor castigo para una alimaña de esas, que vivir la mediocre vida que vive,
incluso, ahora mismo, podría hacerlo, tengo parientes poderosos a los que les
puedo dar el nombre para que se hagan cargo, pero ni vale la pena, los gañanes
de esa calaña, son como el capitán Garfio; son tan pendejos que se matan de una
rascada de huevos, bueno, pero ese no es el tema que hoy me ocupa, sino el
orgullo legítimo que siento al enterarme de que la regiomontana Sanjuana
Martínez ha sido galardonada con el premio Lorenzo Natali para la región de
América Latina y el Caribe, por su artículo "Trata, realidad que lacera a
niñas en La Merced", publicado por el diario La Jornada, el pasado mes de
octubre de 2010, pero no ha sido el único premio que ha recibido, ya que, en
2008, El Diario El País, le entregó la presea Ortega y Gasset a la mejor
investigación periodística por sus trabajos respecto al abuso infantil por
sacerdotes mexicanos, que son protegidos sistemáticamente por las autoridades
mexicanas, es autora de tres libros sobre el tema: "La cara oculta del
Vaticano" (2004), "Manto Púrpura" (2006) y "Prueba de
fe" (2008), es además Premio Nacional de Periodismo 2006 y 2007 en México,
lleva más de 21 años en el periodismo, estudió comunicación en la Universidad Autónoma
de Nuevo León, y realizó estudios de posgrado en la Universidad Complutense de
Madrid, ha investigado asuntos relacionados con la defensa de los derechos
humanos, violencia de género, actividad terrorista y crimen organizado, tanto
en México como en Estados Unidos y Europa, como ha sido un cadillo en medio de
las nalgas para los curas pederastas, no digo, no, que hayan sido ellos los que
la han amenazado, líbreme san Marcial Maciel de semejante idea, Sanjuana ha
sido un blanco perfecto para recibir recaditos intimidatorios de si no te
callas te excomulgamos, en una conferencia mundial sobre el tema en Ginebra,
Suiza, la multipremiada periodista, dijo: "En México no ha cambiado nada,
la negación y la falta de justicia está generando el incremento del delito, que
es constante, no hay curas pederastas en la cárcel, y cuando se logra meter a
uno, la Iglesia lo protege, le paga la defensa, los mejores abogados y lo saca
a los cuantos años por buen comportamiento", los organizadores del premio
Lorenzo Natali, han salido a declarar a los medios, que tocar temas de derechos
humanos, democracia y desarrollo, es una manera efectiva de promover el buen
gobierno, la paz, así como de mejorar las condiciones de vida en los países más
pobres. Lo digo una vez más, en este país necesitamos más Sanjuanas Martínez y
menos joaquines lópez dorigas (así en minúsculas). Ya dije.
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