Diálisis; esperanza y sentencia

Mi compañera Emma Treviño ha confeccionado una excelente nota respecto a la hemodiálisis, y es cierto todo lo que ha referido en su reporte, y es que, a nadie le importa que se muera otra persona, de hecho, para las autoridades de salud de nuestro país, un muerto por insuficiencia renal, es solamente un número más en las estadísticas, no se imaginan que detrás de ese expediente hay una historia de zozobras nocturnas y sobresaltos cotidianos, ella lo dice muy bien: “La hemodiálisis es una esperanza de vida para los pacientes con problemas renales, pero es una sentencia de muerte para quienes no cuentan con los recursos para poder hacerse este tratamiento”, y eso no es lo peor, sino que, los pocos médicos que realizan dicho procedimiento en nuestro globero pueblo, son aves de rapiña, que no se tientan el corazón para cobrar lo que quieren, entiendo que la medicina es un negocio, que no tienen porque regalar sus servicios, pero por ejemplo, el Dr. Heberto Escamilla, nos cobraba una pequeña fortuna, y si no hubiese sido porque en esa aciaga época, teníamos la manera de solventar sus honorarios, simplemente, mi hermana Ana hubiese muerto por envenenamiento de la sangre, por suerte, esa etapa ya está superada, mi carnalita tiene su riñón nuevo, pero no por ello, sus parientes, que tanto miedo tuvimos de que quedara en la máquina purificadora, hemos cejado en nuestro empeño de promocionar para que nadie tema donar sus órganos; ni de vivos, mucho menos de muertos, yo, ya dejé por escrito, que cuando muera, regalen lo que todavía sirva para beneficio de la humanidad entera, aunque, sería mejor que repartieran posters de mi agraciada faz norteña, ya en serio, nunca duden, queridos lectores, en regalar los órganos, miren ustedes, que, gracias a que mi hermano Víctor tuvo la valentía y el suficiente amor por Ana, es que ella sigue viva reinando entre nosotros, César Ibarra Moreno, a quien no tengo el gusto de conocer, pero sigo en Facebook a la Asociación TOMMI Insuficiencia Renal y Diabetes, A. C que preside, comentó a la periodista que en dicha institución tienen el material para que la gente se pueda hacer su hemodiálisis y que no les saldría tan cara, lo único malo es que, a Emma, se le olvidó publicar el domicilio y el teléfono de TOMMI, porque de nada sirve la estupenda noticia para la ciudadanía interesada y afectada por esta terrible situación médica, si no se les dice cómo llegar, el año que entra, si Dios me presta vida y salud, solicitaré al señor Ibarra me permita formar parte de su grupo de colaboradores, no digo, no, que yo sea la reencarnación de san Francisco de Asís, pero una de las causas de la muerte de los pacientes, es, sin duda, el desapego familiar, nadie quiere hacerse cargo de un enfermo, la mayoría los mata antes de tiempo, y se dedican a vivir, sin importar que su ser querido se les esté desvaneciendo lentamente, esa fue mi labor primordial en el caso de mi hermana, a la que jamás abandoné ni un solo instante, me dediqué en cuerpo, alma y pensamiento a insuflarle ánimos, y me costó mucho trabajo, ya que, tenía que hacer a un lado mi propia tristeza para mostrarle una cara sonriente, el otro día, durante una llamada telefónica con mi tía Martha, a la que le acaban de amputar una pierna por problemas con la diabetes, Ana le confió algo que a mí me llenó de orgullo, y es que, la hermana de papá, le expresó que cada vez que ella le hablaba, le daba valor para enfrentar su mutilación, a lo que, mi carnalita, le contestó que fui yo el que la sostuve espiritualmente para no dejarse vencer por la enfermedad, y la verdad, se los digo, sin afán de demeritar el esfuerzo realizado, lo único que me auspiciaba, era mi infinito amor por ella, lo demás, que se le trasplantara el riñón en la clínica 25 del IMMS en Monterrey y que fuera compatible con su organismo, fue voluntad de mi buen Dios, que nunca, y miren que razones no le han faltado, me ha abandonado en mis tribulaciones. Oremos.