Isabel Miranda de Walace

Isabel Miranda de Wallace es una superviviente al dolor de ver secuestrado a su hijo, y lo peor es que tuvo que pasar por el viacrucis de enfrentarse a la indolencia, a la abulia y la corrupción de nuestro malhadado sistema de justicia mexicano, que sirve para dos cosas, y a veces ni para eso, jamás volvió a ver vivo a su hijo Hugo Wallace, pero luego de luchar arduamente recuperó sus restos mortales para darles cristiana sepultura.
Esta inteligente mujer, pudo, contra viento y marea, amortajada en su propia pena, dar con los culpables del secuestro de su hijo, claro que tuvo que pasar cualquier cantidad de atropellos en las distintas instancias de procuración de justicia de nuestro país, pero nunca desfalleció ante la crueldad de los delincuentes que la torturaban cada vez que podían al exigir el pago del rescate, de lo que se dio cuenta, es que en las entretelas de la policía hay una corrupción nauseabunda, que estos cabrones son cómplices de los malandrines, además colaboran unos con otros para luego repartirse el botín.
Doña Isabel tuvo los tamaños para enfrentarse a los secuestradores y a las policías cómplices, pero no todos los afectados por este negocio del crimen organizado tienen el valor, el coraje y la temeridad de esta mujer, que ahora encabeza una asociación que ayuda a las familias de los secuestrados a buscar a sus seres queridos que han sido privados de su libertad por estas gavillas de bandoleros, pero no sólo es consuelo lo que les proporciona sino que dada su experiencia al hacerse cargo de la investigación del secuestro de su hijo Hugo, pues ya sabe lo que van a decir las autoridades al respecto, conoce también los pasos que hay que seguir para detectar las anomalías de la policía.
En un portal de internet, en su momento, dio a conocer algunos extractos de las cartas que le enviaba a los secuestradores de su hijo: “Yo sé que he cometido muchos errores en mi vida y en este asunto. La policía estaba desde antes, como no tenía noticias, ni una llamada, más de un mes sin saber qué pasaba, sin saber nada de mi Hugo. Después ya no supe cómo sacarlos, ya saben que prometen, convencen, te asustan”.
“En fin, como estoy tan aterrada, voy a confiar en ustedes, en nadie más, prometo por lo más sagrado que voy a colaborar con ustedes en todo, con todo lo que ustedes ordenen, con las condiciones que pidan, con las garantías que quieran”.
“Si me pueden demostrar que mi hijo está vivo, que pueda yo hablar con él o preguntarle el nombre de la maestra que más quiso él en la primaria, tan sólo esa respuesta, cuenten con todo mi dinero y con las condiciones que quieran, si no lo pueden demostrar por favor déjenme en paz”, les escribió en uno de los fragmentos.
“Si se trata de dinero, como ustedes dicen, pues les doy el dinero, todo el dinero que tengo y el que pueda conseguir. Y prometo... juro por lo más sagrado que no vuelvo a mover nada, perdono y me olvido de esto para siempre”.
“No entiendo qué está pasando, ni por qué, si me equivoqué háganmelo saber por favor. Dios es testigo que yo he hecho todo lo que ustedes me pidieron y siempre he puesto toda mi voluntad para que esto se solucione de la mejor manera para ambas partes...”
La última carta que apareció en el portal de Internet fue escrita por Isabel Miranda el 23 de noviembre. Al poco tiempo las autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR) le dijeron que su hijo ya estaba muerto.
Isabel Miranda de Wallace nunca volvió a ver vivo a su hijo, pero ahora es una incansable luchadora social que toma como propias las causas ajenas y dicta conferencias en todo el mundo, es un ejemplo para todos los mexicanos que nada hacemos para detener al monstruo de la violencia a pesar de que ya nos tiene la pata en el pescuezo. Alguien le preguntó que como pudo tener valor para no sucumbir ante la desesperanza, ella contestó: “Dios me sostuvo”.