En domingo ni las gallinas ponen, okei, okei, como siempre, tienen razón, queridos lectores, en realidad los lunes son los días libres para las aves de corral, pero es que no hallaba como empezar la columna, lo que ocurre es que siendo que hoy aparezco en Gala, pues tengo que lucirme, para que no vayan a empezar los comentarios malintencionados de que no empleo las palabras domingueras ni el estilo embaucador de mi oficio de cronista social retirado, aunque parezca mentira, hay veces que extraño usar todos los adjetivos, pero mi nostalgia no es tanta, ya que prefiero confeccionar la actual Guillotina con el estilo que he ido mejorando con los años, y eso me lo auguró Mauricio González de la Garza, que poco a poco, conforme pasara el tiempo, se me haría más fácil la redacción, ahora, no que sea una chucha cuerera, tampoco me ciega el amor propio, me desenvuelvo con fluidez sobre el teclado para decir exactamente lo que quiero, claro que a fuerza de la práctica diaria he adquirido una manera peculiar de comunicación escrita, los que me conocen en persona o han convivido conmigo, saben que escribo como hablo, nunca he usado palabras de diccionario para expresar mis ideas, primero porque en nuestro solar casi nadie posee un florido lenguaje, es más podría decirse que es bastante elemental, de hecho, hasta hemos inventado nuestros propios códigos, los que se llaman modismos vernáculos, que explican de un modo singular la idiosincrasia que nos sustenta para ser exactamente como somos, se puede decir que vienen integrados en nuestros genes, porque nada o muy poco, hemos cambiado desde que Nuevo Laredo es lo que es, en fin que quiero aprovechar esta ocasión para agradecerles a todos ustedes asiduos fans el favor de su atención tan dilecta durante estos dos años que gracias al auspicio de David Dorantes Soriano mi director editorial volví a redactar La Guillotina con tan buena suerte que sigue siendo la más leída del periodismo regional, naturalmente que el texto viene de mis manos pero es propiedad de quienes lo leen. A todos, gracias.
Enseguida un chiste buenísimo que de seguro les alegrará el domingo. Lo puse en contexto antiguo para no tener problemas de derechos de autor ni que alguno del pueblo se vaya sentir identificado, no vaya a ser la de malas, que lastime alguna fibra sensible de un iracundo tinterillo con ínfulas y me vaya a dar mastuerzo.
Un jefe de la mafia de Chicago en tiempos de Al Capone descubrió que su Contador había desviado 10 millones de dólares de la caja.
El Contador era sordo. Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como testigo.
Cuando el Jefe le fue a preguntar por los 10 millones, llevó consigo a su Abogada, que conocía las señas que los sordomudos usan para comunicarse.
El jefe preguntó al Contador:
- ¿Dónde están los 10 millones que te llevaste?
La Abogada usando el lenguaje de las señas, le hizo llegar la pregunta al Contador, que a su vez respondió con señas.
- Yo no sé de que están hablando.
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