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domingo, 20 de junio de 2010

Hasta Pronto, querido Monsi

Ha muerto Carlos Monsiváis y con él se va una época completa de nuestro país; el escritor había estado muy enfermo desde hace varios meses a consecuencia de una afección pulmonar crónica que se le había complicado con achaques propios de la edad, pero francamente no quiero hacer de esta columna una nota roja de sangre ni de muerte, que esta Guillotina no nació para anunciar las tristezas sino para celebrar la vida, además nadie se muere de un solo jalón para siempre y mucho menos este que ha sido de entre el cogollito escogido de los intelectuales de México el más ilustre de toda su generación y a como se ve el panorama actual, lo será de las que siguen y así hasta que se acabe el mundo.
Monsi como es conocido entre sus allegados, es de esos seres que nacieron con el venenillo del sarcasmo saltándole entre las comisuras de los labios, peligrosamente inteligente, lúcido, mordaz, ácido, con un matiz de burla perceptible en cada uno de sus artículos, de hecho, en La Jornada tuvo graves problemas por salvaguardar los derechos homosexuales en Cuba, ya que como se sabe, el régimen castrista es mata putos, conste que no es una expresión peyorativa sino una realidad que se vive cotidianamente en los feudos tropicales del tirano Fidel y de su parentela cómplice, claro que a Monsiváis “el amor que no se atreve a decir su nombre” lo puso en la picota del amarillismo ante la censura de sus trabajos a favor de los antillanos perseguidos por el solo hecho de llevar al tálamo su sexualidad en altares orgásmicos, pero nunca se rajó y siguió su denodada defensa, siendo como es, referente contemporáneo de la crítica social, omnipresente cronista consumado, creador de un estilo único que ha sido copiado pero nunca igualado, nadie, en este país, y en otros, puede decir que ha quedado fuera de su epicentro intelectual.
Carlos Monsiváis Aceves nació en el Distrito Federal el 4 de mayo de 1938. Escritor y periodista es sin duda uno de los autores mexicanos más leídos. En ese sentido, son pertinentes las palabras del poeta José Emilio Pacheco quien apuntó que Monsiváis: "es el único escritor que la gente reconoce en la calle". Monsiváis estudió en la Facultad de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y fue uno de los participantes del movimiento estudiantil de 1968. Además del reconocimiento de los lectores, ha sido distinguido con numerosos premios, entre ellos el Príncipe Claus que otorga Holanda (1998), la medalla Gabriela Mistral que entrega Chile (2001) y el Premio FIL de Literatura de Guadalajara (antes Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo) de 2006.
Rafael de León, estupendo poeta andaluz, en una elegía en honor a García Lorca, escribió lo que yo quiero decirle a Carlos Monsiváis a manera de despedida con sabor a un “hasta pronto”, como decía mi abuelo Pancho, nada más se nos adelantó un poco, pero no lo vamos a extrañar, ya que un Grande como usted nos sobrevive a todos con su monumental obra, gracias por habernos ayudado a entender que la inteligencia no es sólo un crucigrama móvil, sino una suerte de hechos concatenados con la magia de su deslumbrante palabra, es difícil entender que se vaya tan pronto, a mi me hubiera gustado que estuviera unos cuantos años más paseándose en las calles de la gran ciudad que se rindió de admiración en homenaje permanente ante su persona tan llena de ironía como un cuchillo de doble filo.
“No te vayas buen amigo quédate aquí con nosotros; están soltando los potros junto a lo verde del trigo... Están soñando contigo temblando de calentura, gitanas de piel oscura y brillante cabellera y hay una boca que espera morderte labio y cintura... Desnúdate deprisa, que vengo herido; quédate con la risa como vestido... Quiero beberte y que luego dormido venga la muerte...)” Descanse en paz, admiradísimo Maestro Monsiváis.

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