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jueves, 10 de junio de 2010

Joserra

José Ramón Fernández el decano de los periodistas deportivos, que es más chaparrito que un pony, salió por debajo de la mesa de TV Apesta, y no sé si acuerden queridos lectores, que todos los protagonistas lloraron desconsoladamente por la partida del comentarista en 2006, ya que se iba a alejar de los reflectores televisivos para someterse a una delicada intervención quirúrgica para aliviarlo de un padecimiento que les da solamente a los viejitos, claro que muchos de sus discípulos lo abrazaron a cuadro, le besaron el anillo del Pescador, bueno, para no hacer tanta faramalla casi lo sacan a hombros como Matador de la plaza, lo malo es que luego de algunos meses, todos esos que le declararon su admiración, gratitud y respeto, le echaron caca hasta el cuello, naturalmente que estos buenos para nada de la televisora del ajusco, aprendieron lo poco que saben de la experiencia de Joserra, no digo, no, que es un alma de Dios porque para sostenerse en esos altos andamiajes de la televisión, se requiere carácter, gallardía y los dos que le cuelgan, bien puestos.
Dicen que el peor malagradecido de todos fue André Marín, los otros, pues si hablaron pestes de él, pero se mantuvieron en el rango de presuntos aspirantes a la silla ejecutiva de Joserra, lo que nunca tomaron en cuenta es que esos cargos no son puestos políticos, sino responsabilidades que se le encomiendan a los más preparados, porque los lambiscones sin talento se creen que pueden con el paquete sólo por adular al jefe, naturalmente que sí ayuda, si esos son especialistas para sobetearle el ego a los poderosos, mientras eso ocurría atrás de los foros, José Ramón se recuperaba lentamente, para ese momento, uno de los lectores de noticias de TV Apesta, apergolló el cargo de director general de la sección deportiva, se trataba de su acérrimo Pablo Latapí que sabe de deportes lo mismo que yo de astrofísica nuclear planetaria, o sea nada, sin embargo, se sentó sobre sus reales y empezó a mangonear, de pronto se les aparece el chaparrito totalmente recuperado, más joven que nunca, vigoroso, estrenando esposa joven y con bebé entre sus brazos, todos los traidores se pusieron a temblar pero en lugar de apoyarlo le dieron la espalda, el único que lo abrazó y se le hincó en señal de respeto fue el gordo David Faitelsohn, los demás por cabrones ingratos lo ningunearon, me acordé de esa negra etapa del comentarista deportivo, porque ahora anda en todos lados, en programas en ESPN y justo a su lado el bonachón de Faitelsohn, también colabora en RadioFórmula, mal escribe una columna en la prensa, en fin que la vida le ha regresado con creces lo que su talento ha sembrado en su amplia trayectoria deportiva, a los otros, a su alumnos de TV Azteca, a esos les ha ido como en feria, porque ni modo que Dios premie a los alacranes, y no han salido de su mismo sainete en un escritorio redondo tratando de destacarse de todos los demás, pero la verdad es que nadie tiene peso específico propio, son una runfla de cuervos que le querían sacar los ojos al que los hizo y al quedarse en el desamparo profesional, sin la égida de José Ramón se quedaron como bagazos de sí mismos, pero eso ya es historia vieja, ahora lo que queda por delante es disfrutar de este mundial, yo lo veré por Televisa, pero cuando narre el perro Bermúdez le bajaré el volumen para no hacer corajes, claro que me queda muy claro que el TRI no será campeón del mundo, mucho menos porque según dicen, Memo Ochoa no será el portero titular, como quiera, sea cual sea el resultado de México en este mundial, yo estoy emocionado ante la atmosfera que se genera alrededor del futbol y ya hasta compré una telepantalla de 14 pulgadas con sonido zurrón para que las porras se escuchen en todo el barrio. ¡Viva México! Cabrones.

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