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miércoles, 30 de junio de 2010

Alerta levantada

Los mexicanos somos inmunes a casi todo, díganme ustedes, queridos lectores, si acaso no tengo razón, bebemos agua de dudosa procedencia y nada nos ha ocurrido, ya que las potabilizadoras a cargo de la distribución no garantizan a nadie que el vital líquido (esta frase siempre ha causado risa) que ellos tratan con químicos y filtros se pueda tomar sin temor a contraer una enfermedad infecciosa, además, somos capaces de comer tacos de muerte lenta con tal donosura que aunque estén llenos de bichos, es decir, de esa jauría microscópica que perjudica a nuestro organismo, nunca nos pasa nada, bueno, una diarreíta, dolorcito de panza y esas minucias que matarán a otros, pero a nosotros que somos la raza de bronce nos hacen lo que el aire a Juárez.
José Ángel Córdoba Montoya nuestro ínclito secretario de salud salió a declarar urbi et orbi que la tan temida influenza A H1 N1 nos peló los dientes, o sea que ya se levantó la alerta de la pandemia que supuestamente estuvo a punto de aniquilar a toda la humanidad, la verdad es que el asunto nunca fue tan grave como nos lo quisieron hacer creer, francamente a estas alturas del partido, es difícil confiar en la buena voluntad de quienes desde sus altos puestos se erigen en poseedores de la verdad y es que sin haber distribuido eficazmente las dosis de vacunas, algunas hasta se echaron a perder en el trayecto, la población se curó en salud, porque ni modo que el cuerpo desarrollara cepas de inmunidad por osmosis inversa, claro que estos dirigentes aparecen ante los reflectores mundiales con cara del Chapulín Colorado para decir que el peligro ha desaparecido y todos podemos volver a respirar tranquilos.
En Tamaulipas jamás se supo de casos graves, digo, tal vez hubo algunos muertos, pero nunca como para levantar estadísticas, ya se sabe que cuando los difuntos se pueden contar con la mano no es peste, es como si un viejito se muriera y se le echara la culpa al virus, si lo más natural es que se mueran antes que los de 20, en nuestro estado, existe una buen control de la salud pública, sobre todo porque existen campañas de prevención efectivas, como en los rubros del dengue, de la diabetes o de la obesidad, claro que hay médicos corruptos y abusivos pero esos los hay en todos lados, así que Córdoba Montoya no ha logrado impresionar a nadie con su anuncio, si yo ya ni me acordaba que algún día existió la mentada gripa del marrano, naturalmente que en su momento me asusté muchísimo no por mí, sino por las criaturas (así decía mi tía Concha) que siempre han sido las más indefensas, pero luego de un mes en que nadie se murió, di en pensar que todo había sido una faramalla armada por alguien con aviesos intereses.
Se aplicaron 27 millones de vacunas en todo el país y somos más cien millones, o sea que los otros 80 millones se contagiaron solitos y se aliviaron como Dios les dio a entender, lo mejor de todo es que la mentada gripa costó 4500 millones de pesos y si somos mal pensados, alguna tajadita se han de haber llevado entre los laboratorios y los directivos, pero esas son naderías, en fin, gracias a la virgencita Guadalupana ya podemos dormir en paz sin el temor a ser infectados, lo malo es que a Córdoba Montoya, a Calderón y a la alta política mexicana, se les olvida que hay una pandemia que azota nuestro país y que sufre más de la mitad de la población, los niños, mujeres y hombres que andan todo el día con las jetas blancas de hambre, todos desnutriditos, con caras de que en cualquier momento se echarán solitos al pozo para que el que siga en pie los cubra con tantito polvo de olvido, claro que hay programas sociales y asociaciones civiles que les regalan un kilo de ayuda, pero eso les sirve sólo para no morirse ese día… ¿y los otros días? Hay que ponerse a trabajar en eso, para que ningún mexicano se duerma con la panza rumbando de hambre. Ya dije.

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