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miércoles, 2 de junio de 2010

Atentado contra ambulantes

Reconozco que no son muy asépticos, incluso algunos andan bastante cochinitos, pero de eso, a que unos inspectores de comercio, los persigan como si fueran delincuentes, hay una enorme diferencia, y no me hago de la vista gorda, entiendo que el calor está endemoniado, además es verdad que los alimentos se echan a perder fácilmente, solamente que hay un ligero rasponcillo en las reglas de salubridad, porque no van a decir ahora estos celosos guardianes de la salud pública que apenas se dieron cuenta de que hay varios miles de ambulantes que se ganan la vida vendiendo sus productos tan deliciosos en las mismas condiciones insalubres desde hace cien años, o sea, tampoco hay que ser demasiado abusado para no entender que se trata de un programa centavero, porque el otro día me dio mucho coraje que un cabrón de estos con gafete de no sé qué dependencia al cargo de un inepto chómpira, le tiraba las botellas de sirope a una pobre señora que hasta pataleaba del coraje y de la impotencia, de ver como perdía sus aguas de sabores, no digo, no, que no hagan su chamba, pero primero que se fijen lo que están haciendo, porque tampoco se trata de arrasar con los vendedores ambulantes, ya que con eso que al presidente Calderón nada más porque los tiene muy azules no quiere que vendan comida chatarra, pues en el globero pueblo, la runfla de lambiscones decidieron que había que desaparecer del mapa a los subempleados fritangueros de las plazas, parques y calles de la ciudad, todo les puedo perdonar menos que atenten contra el sustento de tan buenas gentes que su mayor delito es tratar de ganarse la vida honradamente, a ver, porque si son tan entrones no la agarran contra los funcionarios que siguen pegados a la chichita del ayuntamiento desde hace 30 años, a esos si nadie les dice nada, y miren ustedes, queridos lectores, que hay unos que ya hicieron su casota con jardín, alberca y palapa para las carnes asadas cuando antes vivían en una modesta casa heredada de su abuela o de una tía lejana, les aseguro que si suman sus sueldos, que tampoco son de poca monta, no les alcanzaría ni para comprarse las troconas de esas que asustan si de repente vienen cuatro o cinco en caravana, así que no vengan ahora a darse golpes de pecho abusando de su autoridad.
Yo platiqué con algunos de estos vendedores y me dijeron que los inspectores les exigen que traigan a la vista un garrafón de agua purificada, como si las empresas del ramo, fueran ejemplo de pulcritud, asepsia y salubridad, por un parte atacan a los pobres ambulantes con un arma de dos filos, como si no se dieran cuenta que pende sobre ellos la espada de Damocles, pero de seguro no han de saber ni a que me refiero con dicha cita, son tan imbéciles que han de pensar que es una cantina de barrio, es decir, que si, a los decentes trabajadores les están echando el caballo encima por usar agua del grifo, entonces donde dejan el magnífico trabajo de la Comapa quesque muy cacareado, porque según el agua es potable y está sometida a procesos de osmosis inversa y las hilachas, pero de seguro ni el gerente bebe del agua que producen sus empleados.
Yo les aviso que como quiera seguiré comprando mis tostadas con chile, las raspas, los chicharrones con crema, queso y salsa botanera, y que si siguen con esa razzia en contra de estas pobres gentes que venden esas delicias vernáculas que no las hay en ningún otro lado del país, se les volteará el chirrión por el palito, así que mejor no le den patadas al avispero que se pueden arrepentir, sobre todo que no humillen así a estas sencillas personas que lo que para cualquiera es una bicoca que se gastan en chicles, cigarros y pastillas para perfumar su burocrática halitosis, para ellos representa una pequeña fortuna, y que al tirar sus garrafones vitroleros en plena vía pública delante de todos sus clientes es un afrenta que se paga con la cárcel, bola de montoneros arrogantes prepotentes, esa humillación porque no van y se la hacen a la más vieja de su familia, mejor me voy a la placita Miada a comerme un elote preparado con harto chile de agua. Ya dije.

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